Cuando estábamos en carrera de consumo nos

Complacíamos cumpliendo un triste papel: el de una pobre

Víctima que necesitaba que se satisficieran todos sus deseos

Y caprichos. Éramos narcisistas y egoístas a más no

Poder.

 

Nos victimizábamos porque sabíamos que de ello

Podíamos obtener alguna ventaja (para nuestra enfermedad,

Obviamente). De esta manera, manipular nuestro

Entorno se convirtió en una rutina, sin tener en cuenta

A quienes lastimábamos y cuánto daño nos hacíamos a

Nosotros mismos. Estos son los diferentes disfraces de la

Autocompasión.

 

La victimización y la autocompasión se convirtieron

Así en dos caras de una misma moneda, convirtiéndose

En eje central de nuestra podredumbre.

 

Si bien es cierto que a todos, sanos y enfermos, nos

Gusta sentirnos mimados y valorados por los demás, en

Nuestro caso, sólo eran aceptadas “la preocupación”, “la

Atención” y “la valoración” si no criticaban nuestra enfermedad.

 

 

“La autocompasión en nosotros es comodidad y

Sabemos usarla mucho en nuestro beneficio, lo contrario

Es actuar ante la adversidad.”

                                                       Lorenzo S., 49 años, Fase IV