“…me obligas a rendirme, solo soy un esclavo más encerrado en el olvido” (paciente poeta narrándome la sumisión al consumo de cocaína)

Como dice este paciente siempre me sorprendió  la inermidad con la cual se presenta el consumidor voraz de cocaína. No pueden sustraerse a ese “festín” de muerte que es el consumir sin freno esta droga. Desde aquel joven que en mis inicios de la profesión me decía desde un lecho de muerte casi con admiración que cuando la probó por primera vez sintió que estaba en el Paraíso y en realidad estaba en el “Infierno” de una terapia intensiva intubado y moribundo pero recordaba esa sensación paradisiaca que lo logró atrapar para siempre.

Se entiende esta sensación que para algunos es irresistible. La alteración en el cerebro –especialmente en edades puberales y adolescentes –es total en los circuitos de la motivación y el placer. Nuestro cerebro tiene un “combustible “esencial que es la dopamina como el plus energético y de excitación que necesitamos para vivir y sentir el mundoexistiendo  centros cerebrales como el núcleo accumbens que procesan estos transmisores químicos .Los alimentos incrementan el 45 % de dopamina y por ende de placer en el núcleo accumbens mientras que la cocaína y las anfetaminas el 500%.Así “morimos” buscando el placer ilimitado. Siempre la búsqueda  del “placer ilimitado” culmina en la  muerte misma. El compromiso de la memoria adictiva hará el resto o sea reiterar la conducta hasta que se haga compulsiva para lograr aquel efecto inicial de “Paraíso”. Pero nunca será igual ya que a cada consumo el peaje a pagar será mayor; al final es la vida misma el paso de la factura.

El paciente así va configurando el “vía crucis” de su condena. Cada vez que consume siente que no puede dejar y que es un condenado a morir dentro de un plato de cocaína. Ya no es más la bolsita de 3 grs. Tiene que ser “estar dentro” de un plato. Muchos pacientes entregan su sueldo a cambio de la dosis diaria. Hoy se alquilan piezas en las Villas a distribuidores a cambio del sueldo mensual del consumidor más un plato de comida con la ración cotidiana de estupefacientes incluida. La realidad para los que tratamos droga-dependientes no deja de asombrarnos. Afuera quedan hijos, familia, obligaciones .Solo importa el plato de drogas y por último el plato de comidas.

Esta pérdida de control del comportamiento es paralelo con el uso repetido de sustancias psico-activas que intensifica anormalmente los sistemas biológicos (sistema frontal y temporal del cerebro) que han evolucionado para guiar y dirigir el comportamiento hacia estímulos cruciales para la supervivencia. Por esto siempre el dependiente la cocaína elige mal y así decimos que es un “adicto al fracaso” y  caen empresas, familias, múltiples parejas con abandono de hijos, etc. Parece ya un esclavo que va hacia la condena final en donde el deterioro psicológico y biológico se une a la melancolía de la culpa y la venganza hacia sí.

El paciente poeta inerme ante las sustancias me decía “… no te deja escapar/llegaría a matar para no compartirte con nadie”.  He aquí su condena que es  ya no poder decir No.

LOS CONDENADOS AL NACER

En la Provincia de Mendoza fuentes oficiales afirman que en la Casa Cuna nacen bebes que tienen signos de abstinencia con convulsiones y llantos prolongados.8 de cada 10 niños esperan la vida en estas condiciones. El 80 % de estas madres no habían hecho controles durante el embarazo y no pudieron frenar el apetito por consumir drogas. En mi carrera profesional recuerdo haber asistido a una situación en donde me llamaron en consulta por convulsiones de un chico de 18 meses y en el sanatorio pregunte por la madre y el amamantamiento .El chico se nutría con leche con restos de clorhidrato de cocaína. Una feliz intervención del Juez de Familias permitió que la madre se tratara bajo tutela judicial en una comunidad terapéutica y el hijo quedó a cargo del abuelo. Luego de 6 meses el niño recupero a una madre sana y su desarrollo pudo continuar sin alteraciones.

Lo que sucede es lo que pasa en toda conducta compulsiva adictiva que es anular al otro. En la vida común buscamos el amor a través del amor por/hacia el otro mientras que en los comportamientos dependientes a sustancias el amor no es colocado en el campo del otro o los otros; no pueden mirar y sentir más allá de su “ombligo”. Es quizás por esto que la experiencia más importante de la mujer como lo es la maternidad queda absolutamente cercenada ya que la alienación por el consumo es lo máximo. El único otro que se privilegia es el dueño de las sustancias: el “dealer” o “transa”. La merca ocupa el lugar del hijo por venir. En realidad la enfermedad le impide hacer otra cosa. Es una esclava que marcha hacia su condena pero condenando a su vez a otro (el hijo).

LA SOLUCION FINAL

Progresivamente el paciente se va deteriorando, discapacitando.Sus energías decaen, los mecanismo cognitivos (atención, memoria, pensamiento, etc.) y sus afectos van ciclando entre exaltación y depresión hasta que por fin la abulia, la amimia, la falta de placer ganan la batalla y el ser vivo se transforma en un “muerto en vida”. Los “zombies” pululan por las ciudades. Son los “nadies” que vagando como sombras por las callles pierden la condición de ser “alguien” y a la vez van siendo  olvidados por los otros(la sociedad en general con todos sus grupos).Son los nuevos “homeless” del paisaje urbano.

Los aspectos criminosos sociales empiezan a  triunfar. Familias que los abandonan, instituciones públicas que solo los desintoxican y no los tratan de su verdadero problema humano, falta de prevención como alerta temprana a no consumir desde la adolescencia, falta de centros de tratamiento adecuados y así surge la “muerte dulce” (eutanasia) hacia los pacientes que ya se consideran desahuciados. Basta ver lo que sucede en las “cloacas” de las distintas ciudades para entender esto.

Por último la condena culmina su obra dentro de la vida del esclavo; el poeta-consumidor me sigue diciendo:”…me resigno a lo que es estar vivo, me haces quedar solo para que no haya testigos…no me dejas escapar”.

JUAN ALBERTO YARIA

DIRECTOR GENERAL GRADIVA-Rehabilitación en adicciones