DEFAULT HUMANISTICO. Educar a los padres y a la sociedad se hace necesario. Debemos para eso tener en cuenta la multitud de familias con multi-problemas en seno, las fragmentadas, las dispersas, las tóxicas.

POR JUAN ALBERTO YARÍA

05.11.2018

Un padre desesperado acude a mí, se combinan la culpa con la necesidad de socorro. Dos hijos están en riesgo cierto e inminente ya que consumen drogas y tienen a su vez hijos. El debe hacerse cargo de 5 chicos en edad de Jardín de Infantes y también de sus hijos en crisis superando el ya largamente los 60 años. Además él tiene de otras uniones 4 hijos más.

Una pareja de padres viene a verme porque sus dos hijos consumen drogas en la escuela secundaria. Los profesores no toman medidas preventivas educativas ante los vendedores que están afuera y adentro. 
Todos parecemos estar impotentes ante lo que se despliega en nuestras narices. Un padre me trae a su hijo en carrera y éste me dice que todos en la casa consumen; siendo este es otro escenario crítico: familias en carrera adictiva; los padres todavía trabajan pero ya muestran deterioros en su conducta mientras los hijos abandonaron los estudios. Y así podemos seguir, de ahí el título Socorro (SOS) Padres. Esto es hoy común.
Familias desesperadas y en crisis. Hay una ayuda especial que necesitamos realizar a estas familias no solo a los consumidores juveniles sino a todo el ámbito familiar que en muchos casos se encuentran inundados por un contexto anómico o sea anémico de normas (escuelas que no tienen planes preventivos, barrios con gran venta de drogas y alcohol a menores).

CONSUMOS INICIALES DE DROGAS 

La adolescencia es central en donde el alcohol es la sustancia más consumida entre los jóvenes escolarizados. Así el 70,5% de los estudiantes lo ha probado y el 50% lo consume habitualmente. En la población no escolarizada esto sube dramáticamente (Observatorio Nacional de Drogas -Sedronar-2017).

La mitad de los estudiantes que consumieron alcohol, lo ha hecho de forma riesgosa o sea que pudieron tener accidentes, trastornos psico-tóxicos en donde se demandó ayuda de guardias de emergencia, golpizas, violencias, etc.

En la marihuana el 13,6 está en contacto con la marihuana y entre los 14 y 15 años sube el porcentaje de consumo un 200%. Parece ser estas edades un enclave de mayor incidencia en la evolución. Luego siguen los consumos de otras drogas. En los que consumen drogas la casa no es un lugar valorado, salvo para jugar a la PlayStation y la calle es lo más buscado.

La percepción del riesgo del consumo es baja en los que recién se inician en el consumo de sustancias y esto nos marca la falta de creencias, educación preventiva, información y formación a los niños-jóvenes sobre el daño que generan los estupefacientes y máxime en edades de alta vulnerabilidad biológica (desarrollo insuficiente del sistema nervioso especialmente de las áreas del cerebro ligadas al pensamiento y al control de impulsos) y de crisis en la consolidación de la identidad.

La percepción del riesgo sube cuando los jóvenes ya consumen habitualmente pero no lo pueden frenar siendo esto lógico ya que la adicción está ganando la partida y la compulsión y obsesión por el consumo supera cualquier situación de temor la salud.

Ya se está enfermando y no olvidemos que la adicción es un trastorno crónico, progresivo y terminal. Una regla sanitaria nos dice que a menor edad en el contacto con los estupefacientes aumenta la posibilidad de desarrollar conductas permanentes a lo largo de la vida.

AYUDA A LOS PADRES 

Los padres y todo el sistema familiar está en crisis cuando uno varios de sus hijos están en carrera y necesitamos recordar conceptos fundamentales:Las drogas y su consumo afectan y enferman a todos los miembros de la familia (noches de insomnio, concurrir a salas de hospital, intoxicaciones, violencias, robos en la casa, etc.). Se vive en un ambiente tóxico de tipo psicológico y con un alto grado de ansiedad.
Se van generando procesos de codependencia en la familia ya que uno o varios miembros deja de tener vida propia. Muchas familias participan del mantenimiento de la adicción ya que no actuaron desde los inicios del consumo y solo avalan tratamientos de desintoxicación pero no un tratamiento moderno con terapias familiares y sistemas de prevención de las recaídas.

Educar, educar a los padres y a la sociedad se hace necesario. Debemos para eso tener en cuenta la multitud de familias con multi-problemas en seno, las fragmentadas, las dispersas, las tóxicas. La tarea para los terapeutas es enorme dada la gran demanda de ayuda y la in-conciencia que parece existir salvo cuando aparece la gran crisis con una ambulancia, un llamado legal o situaciones aún más críticas.
Ayudarlos desde todos los puntos de vista con las escuelas y las instituciones barriales pero para ello hay que reforzar máximas del mundo sanitario de hoy: alerta temprana desde la infancia y detección precoz ante los primeros signos de consumo y consulta a especialistas en adicciones y que el problema hay que tomarlo desde una óptica familiar: auxiliar a todos.

Juan Alberto Yaría

* Director general de Gradiva – Rehabilitación en adicciones