DEFAULT HUMANISTICO- «Anonimización (ser nadie), atomización (estar solo), monetarización de la vida, malestar y degradación moral hoy crecen de manera conjunta» (Edgar Morín – Educar en la Era Planetaria).

POR JUAN ALBERTO YARÍA

02.01.2019

Permítanme este neologismo como es el de «en-fiestarse» y que forma parte del argot popular en el mundo de los excesos que estamos viviendo. La fiesta según Goethe era «la hora elegida por los dioses». Con esto el gran filósofo quería mencionar el momento en que se celebraba la vida. La fiesta era un agradecimiento al hecho de vivir, de ahí la celebración. En la fiesta se detenía el ritmo del trabajo. Reinaba el ocio que se oponía al negocio. Aristóteles nos recordaba: «vivimos negociosos (negocio = trabajo) para tener ocio». De acuerdo a cómo vivía el ocio así era un ser humano porque la palabra ocio derivaba de «schola» (escuela) o sea el ocio era una escuela para el vivir cotidiano.

Para los antiguos había dos tiempos en la vida del ser humano; el tiempo rectilíneo que era el que seguía el desgaste propio de la vida, es el tiempo del envejecer, del trabajo, del desgaste. Pero hay otro tiempo, es el tiempo cíclico que es el de la celebración de la vida, es el de comunión anímica con los otros; el de la fiesta. Ahí rejuvenecemos, en el otro envejecemos.

Los llamados se suceden. Jorge se acerca a mí entre los llantos de la esposa y la hija. Es un ser derrotado aun cuando el afecto lo sostiene y todas sus empresas ya están quebradas. No puede controlarse. El alcohol lo domina. Recién el 2 de enero «comienzo a atenderme» me dice. Una despedida lo espera. Espero verlo el 2 de enero. Un futuro paciente me dice que preparaba para las fiestas un «delivery» con distintas drogas, champagne, varias botellas de cerveza, aperitivos varios y algo para comer. Su dilema existencial era si comenzar un tratamiento y renunciar a eso o «enfiestarse» entre vahos de sexo, viagra y «poli-amores» tipo «toco y me voy».

Mientras tanto en la ciudad de La Plata en una de las tantas fiestas clandestinas que hoy se realizan fuera de los controles normativos que unía a 800 jóvenes policías y funcionarios municipales fueron atacados a botellazos y uno de ellos recibió dos puñaladas en el pecho. Facebook e Instagram dieron marco a la convocatoria de la gran «marcha» así como la cadena de chats y los «delivery» de sustancias de todo tipo, mientras tanto, se hacían el negocio. En solo esa localidad hubo 50 fiestas ilegales en donde el menor tiene entrada sin ninguna dificultad.

A la vez el funcionario municipal se preguntaba: ¿dónde están los padres?; pregunta clave en estos momentos; adultos que no escuchan, no están, no orientan, no limitan…todo esto puede ser.

FIESTA IGUAL EXCESO
La fiesta aparece hoy ligada al exceso. La diversión se transforma en per-versión (verter con exceso algo). El exceso es una característica de esta época. Adictos al alcohol, sexo, juegos, drogas, riesgo. Todos en el fin de año consuman un ritual sacrificial. Tiempo de balances y de ataques melancólicos hacia uno mismo. No podemos eludir los balances y saldos de cuentas. Los «pasivos» y «haberes» de nuestra vida.

El ocio para los antiguos, en donde aparece la fiesta, tenía cuatro momentos: la danza, el banquete, la ingesta de bebidas espirituosas, el culto religioso y por fin la tertulia. Lo esencial era la tertulia: el diálogo, el encuentro con los otros. Todavía en España se conserva esta costumbre tradicional en donde hay salones de tertulia en donde mediados por un buen vino, siempre con moderación, se potencia el diálogo. Escritores, filósofos y el pueblo en general se unen para charlar. En el ágora griego, la plaza, la costumbre era sentarse a charlar entre dos para que surja el tercero, que es el lugar de la verdad. Ahí aparecía el tercero: el lenguaje, que era casi como una divinidad. Los hombres sólo se ponían en situación para aprender unos de otros a través de lo que iba apareciendo en esa peculiar tertulia. general siempre y cuando los seres humanos se colocaran en posición de tales: hablando y escuchándose. Así surgía la Verdad, la Aletheia que era el lenguaje mismo.

LA FIESTA EN LA ACTUALIDAD
Lo enseñaba Aldous Huxley:»…la dictadura del futuro no necesitará de bayonetas y de métodos de terror.seducción, drogas y publicidad bastarán». Esto parece estar dándose en la sociedad des-vinculada que nos rodea en el individuo que cae en el «sagrario» de la impotencia y la soledad del vacío sin orientadores en su educación inicial y siendo alabado en sus excesos y descartado cuando se marginaliza. Son tiempos de un «poder blando».

Casi perdida su dimensión religiosa la fiesta en la actualidad es sólo un descanso del trabajo. Pero el descanso no es el ocio. Es reposo frente al desgaste. El ocio es descubrir nuevas realidades. Hoy la verdadera religión es la del trabajo, siendo la obsesión de la competitividad el elemento fundamental.

Por eso actualmente se dice que ya cayó la sociedad disciplinaria aquella que Foucault y sus acólitos predican ya que ha llegado la sociedad del agotamiento, del stress, la depresión, el «burn out» (desgaste emocional e intelectual). Nueva sociedad del cansancio aun sin trabajar porque es cansancio ligado al vacío y luego la huida que además está industrializada con múltiples bocas de venta.

El individualismo y la soledad lleva al vacío y la botella o el «polvo blanco» parecen ser la mágica pócima salvadora. Hoy el que encuentra un Padre parece haberse sacado el Loto. Eso me lo dicen los pacientes abandonados a su destino seminal o a vientres alquilados con figuras pasajeras y transeúntes en su vida.

El ocio se industrializó. La comercialización del tiempo libre ha trocado la significación de las fiestas. En las sociedades secularizadas y post-industriales surgen las industrias de la diversión y del descanso. Incluso los lugares de encuentro (bares, disco) quedan invadidos por ruidos o pantallas que impiden la tertulia y la comunicación.

El alcohol ya no es la bebida espirituosa, es una farmacoterapia embriagante que esconde la incomunicación de las personas, aunque a veces se comercialice como «el sabor del encuentro». En muchos casos a esto se une el uso de drogas (estimulantes o alucinógenas).
La desmesura y el exceso ocultan quizás el vacío y el aburrimiento como fenómeno casi masivo, especialmente en los grandes conglomerados urbanos: el vacío así como el aburrimiento parecen ser la cara de la tristeza.

Esto asume características más duras en el fin de año en donde en el balance vital que todos realizamos la propia tristeza sólo muestra el debe y no el haber de nuestra trayectoria existencial. Muertes, soledades, sueños frustrados; éstos retornan como fantasmas de fin de año que nos aprisionan.
Entonces puede la fiesta, marco de la alegría, transformarse en tragedia: accidentes, golpizas, alcoholizaciones. Es el marco de las soledades narcotizadas: La desmesura y el exceso ocultan el vacío.

* Director General Gradiva-Rehabilitación en adiccio

Juan Alberto Yaría

* Director general de Gradiva – Rehabilitación en adicciones