¿Por qué solo el tabaco.?
“La esperanza está en relación directa con el progreso de las catástrofes, cuando estas crecen también crece la reacción”
E. Morin.
Hay una cruzada anti- tabaquismo saludable. La nicotina como droga estimulante menor causa estragos. ¿Por qué no se hace lo mismo con las drogas y el alcohol? Alrededor del 10 % de la población argentina adulta tiene o ha tenido un consumo problemático de sustancias ilegales. El 20 % de la población universitaria consume drogas. El 12 % de la población secundaria también lo hace. En barrios críticos el “paco” concita al 50 % de los jóvenes entre 14 y 30 años. En Villa Itatí (Quilmes) donde se realizan estudios estadísticos sobre la incidencia de las drogas y el “paco” especialmente ya no hablamos de epidemia sino de un fenómeno sanitario mucho mayor la pandemia. Esta refleja una masividad enorme y que deja una población endémicamente afectada o sea crónicamente dependiente y que toda su vida tendrá que luchar para enfrentar las recaídas sucesivas y con enfermedades asociadas: sida, hepatitis crónica activa, accidentología con secuelas, daños al sistema familiar (abandonos, violencia, mayores abusos sexuales). El mismo estudio se podría haber hecho en Soldati, Pompeya; villa 21 y los resultados serían similares. La droga opera como una selección de la especie. Solo los más fuertes resistirán la epidemia-endemia. Los más débiles sucumbirán e ingresaran en el contingente de los llamados “jóvenes crónicos” que deambularan de la comisaría del barrio al instituto de menores (si éste existe o lo recibe), a una comunidad terapéutica, un centro psiquiátrico y en última instancia la calle, “las paradas” de cada barrio, las bandas barriales que le aseguraran un lugar clánico de poder habitualmente ligados a dos marcadores de identidad: ser adictos y/o ser delincuentes. A esto debemos agregar la enorme población de “cruzados” (termino utilizado por Alcohólicos Anónimos) o sea dependientes al alcohol y a las drogas conjuntamente. El 20 % de la población argentina tiene un consumo problemático de alcohol. Como mínimo un 30 % de la población esta afectado por el binomio alcohol, drogas. En los lugares críticos (barrios de emergencias, villas y en circuitos de opulencia o VIP) esto crece aun más. A mis alumnos les planteo un trabajo enorme en los próximos años para psicólogos, psiquiatras, operadores en drogadependencia de pacientes que más allá del proceso de cura tendrán recaídas continuas. Las drogas y el alcohol alteran el sistema cerebral tanto desde el punto de vista químico como el eléctrico y las funciones cognitivas, afectivas, volitivas y dejar de consumir es todo un trabajo que conlleva varias etapas: a) precontemplación (no hay conciencia de enfermedad, b) contemplación: comienza a darse cuenta que el problema le trae consecuencias mentales, sociales, laborales; c) preparación: ya se pone en situación de hacer algo por él; d) actuación: puede sostener una abstinencia y e) mantenimiento: logra sostener cambios en su vida personal alejado de las sustancias.
Estos pasos hacia la rehabilitación deben ir acompañados de todo un proceso conductual en donde personas (redes adictivas), lugares (“dealers”, boliches, etc.) y situaciones (hechos de la vida que pueden generar recaídas) se convierten en probables sitios de recaída. El sistema nervioso luego de la experiencia de la droga queda expuesto y débil para enfrentar situaciones. La droga deja huellas en la memoria que desencadenan cadenas de conductas en muchos casos imparables. Por eso el proceso de recuperación es tan largo. Hoy se habla que cerebralmente, humanamente, mentalmente y espiritualmente, se necesita un año y medio para rehabilitarse.
Ojala los mismos fondos que se dedican al tabaco con publicidades y presencia mediática se dedicaran a la droga y al alcohol. El daño de las drogas y el alcohol es mayor en la sociedad argentina (especialmente en los jóvenes) que el tabaco. Me atrevo a discutirlo.