Cambios en las Familias

«El desapego de los vínculos anuncia una cultura del egoísmo que terminará por debilitar los lazos sociales y familiares.». Z. Bauman- «Sociedad Líquida».

Hoy cuesta encontrar a los padres en una terapia de adolescentes con serios problemas de consumo de drogas y alcohol. A muchos los logramos encontrar pero luego les cuesta estar o sea situarse en el rol que tienen y acompañar a sus hijos en el proceso de recuperación. Entonces nos preguntamos ¿dónde están?. Es una presencia lo ausente pero también vemos la ausencia de una función clave en la educación para la libertad de los chicos como lo es la función paterna y materna. Ser padres es una etapa de la vida que supera la cronología de la niñez, adolescencia, juventud, etc. Es un salto cualitativo fundamental en nuestras vidas . Muchos tenemos hijos pero nos cuesta ser padres. Si no están nuestros padres en momentos crìticos ni acompañan no hay continuidad generacional y quizás la vida es solo eso: aquello que transcurre como transmisión de valores, afectos y sentidos entre abuelos, padres e hijos para luego ser pasada a los hijos de nuestros hijos. Cuando se rompe esa continuidad generacional nos quedamos solos germen esa soledad de todas las enfermedades de los chicos y màxime en momentos tan estimulantes hacia lo negativo como por ejemplo es la oferta de drogas y alcohol a menores y la promoción de la transgresión vacia como estilo de vida.

 

Existen una serie de cambios sociales y culturales que están repercutiendo en la vida familiar. Aparecen nuevas formas familiares que progresivamente se han instalado en la vida argentina como reflejo de cambios mundiales desde la década del 60 hasta la actualidad.

Entre los más importantes podemos citar: disminución del número de matrimonios, disminución de los matrimonios reincidentes, aumento de la cohabitación de prueba y de las uniones consensuales permanentes sin ningún registro legal, aumento de los divorcios y separaciones, aumento de las familias monoparentales con la mujer como única cabeza de hogar, disminución del número de nacimientos, aumento de los nacimientos extramatrimoniales, baja en la incidencia de los matrimonios bajo una regla religiosa, aumento de familias ensambladas («los tuyos, los míos y los nuestros»).

Como datos numéricos significativos tenemos: a) en las uniones consensuales a prueba o permanentes tenemos que en las mujeres hasta 25 años pasamos del 7,4% en 1960 a 27,3% en el 2001; b) en las uniones consensuales en mujeres de 25 a 29 años pasamos del 8,3% en 1960 al 43% en el 2001; c) en relación al nacimiento de hijos extramatrimoniales, del 24% en 1960 al 53% en 1998; d) los hogares monoparentales han subido del 14,7% en 1980 al 20,3% en el 2001,e) en diez años, de 1991 al 2001, las uniones de hecho aumentaron un 50% y los casamientos bajaron un 11%; f) en estudios europeos el padre desaparece en un 50% de los casos luego del divorcio. Asimismo, en el lenguaje popular han perdido peso algunas palabras: novio, marido, esposo, familia, amor, etc., y han tomado mayor uso otras: amigovio, pareja, compañera.

HIJOS SOLOS

¿Qué supone todo esto? ¿Están en auge las relaciones light y de bajo compromiso? ¿Hay una huida del deber? ¿Nada perdura? ¿No será que la precarización de las relaciones familiares se ha transformado en una nueva fuente de desigualdades especialmente en los hijos? ¿A la precarización laboral de la post-modernidad actual le sigue la precariedad afectiva y de las convivencias?

En Europa en este momento el 50% de los hijos vive en un hogar monoparental y esto hace que muchos sociólogos hablen del exilio de los padres (especialmente del padre) en la vida educativa inicial y adolescente.

Parecería que el valor máximo en la sociedad post-moderna de hoy es el vínculo sexual que funda la pareja más que el vínculo de filiación que funda el parentesco. ¿Cómo puede funcionar una sociedad con los lazos del parentesco debilitados?.

Hoy en la clínica cotidiana de adolescentes con problemas serios de adaptación y de conducta observamos un número grande de jóvenes solos que, aunque viven acompañados, no tienen tutelas ni orientaciones en una familia en donde el único lugar común pareciera ser la heladera compartida.

Lamentablemente se está defectuando la transmisión de valores, afectos, informaciones y normas que de generación en generación deben circular para transformar a un niño dependiente en una persona libre y autónoma.