PADRES Y DROGAS (VII)

«Alumno en su origen latino quiere decir: el que necesita ser alimentado»

J. Barylko. La revolución educativa

Uno de los elementos que trabajamos en los talleres para padres es la   autoestima. En tratados modernos sobre resiliencia (capacidad para resolver   adversidades) se la considera un requisito de lo que hoy se denomina habilidades   para la vida. Precisamente una de las características más resonantes de la   actualidad es la inhabilidad para la vida. Vemos en nuestros consultorios   personas jóvenes y adultas incapacitadas para vivir, con una discapacidad para   elegir la vida, vivir. Enlazarse a la vida; observamos con pena y dolor una   espera muda de la muerte y una búsqueda paradójicamente activa de la   misma. Aunque el alcohol y las drogas a través de sus múltiples publicidades le   aseguran una vida sin límites,»eterna».El uso de sustancias prestigiadas le   asegura vida, desde el borde no anunciado de la muerte. En realidad le asegura una   huída de un mundo insoportable , la angustia del vacío.
Pero la dificultad es ¿como vivir?, ¿como querernos?.La autoestima o sea el   quererse o sea no autoodiarse, es un valor faltante en la góndolas de la   post-modernidad .Se vende todo, menos esto.
La autoestima que es el principal valor preventivo personal surge de un   sistema de relaciones humanas , son los alimentos que antes mencionaba necesita   todo alumno (alumno somos todos lo que queremos crecer).Ser alumno no depende   solo de una instancia evolutiva. La escuela es la vida misma. La solidez de una   estructura de personalidad se articula a ciertos nutrientes: afectos, ética,   información, orientación. Este marco de transmisiones de notas de vida nos hace   personas y fundamentalmente nos hace amar la vida y a nosotros mismos. Cuando   estamos en un consultorio de atención de adictos adolescentes nos encontramos   con un déficit notable de autoestima pero también con una dificultad enorme de   la familia (como símil de la sociedad) de transmisión de las notas de vida, de   donación de notas que me aferren a los valores preventivos de la vida. Uno de los   elementos más críticos de la locura de hoy es repudiar los elementos preventivos   .Ya no es sólo el esquizofrénico que come basura en los vericuetos del Borda, es   el joven que en una disco de «onda» consume la «jarra loca»(en donde no sabemos   que hay , ni que efectos puede tener) o una pastilla o un polvo cuyo contenido   desconocemos pero que si le facilitará una huída al mundo alucinatorio. La huída   del túnel ya que eso es la vida, para muchos, a través de las drogas que atacan   la vida misma es más importante que el quererse o sea tratar de perpetuarse y   desarrollarse.
Pero es que fallan transmisiones , alimentos diarios en nuestro   espacio-tiempo familiar y los más evidentes son: padre y/o madre ausentes,   disolución del grupo familiar, inexistencia del grupo familiar, perversiones de   los padres: sadismo, violencia, formas veladas o manifiestas de pederastia como   maneras de mostrar la utilización abusiva que el adulto hace del menor (abusos por ejemplo), pobreza y riqueza extremas con perversiones asociadas y abandonos   frecuentes.
Ante estas situaciones estamos invalidados para enfrentar la vida sin   elegir huidas prestigiadas com lo es el drogarse. Las habilidades para la vida   ,factores que me permitirán sortear las adversidades, dependen de donaciones y   también de sacrificios que hacen los adultos. Estos son como parteros, permiten   que el otro (el niño y el joven) puedan nacer. Pero para poder ser parteros es   necesario que estén prestos para esto, se sacrifiquen :den lo mejor de ellos   .Así surge el amor por uno mismo, desde el amor y el sacrificio del otro (un   adulto).Por eso cuando tratamos a un joven necesitamos tratar a toda la   familia. Es todo en grupo en problemas .Todo un grupo en huída, en   fuga. Desencontrados. Todos con su autoestima dañada. La tarea es ayudar a   reconstruir un sistema familiar o por lo menos que el adolescente se pueda   independizar de todo lo dañino que vive o de los daños que recibe de su propio   ámbito de crianza.