Cuidar el Cerebro (II)
«Las drogas funciona como un tónico artificial de la omnipotencia y una anestesia de lo Terminal».
Dra. Araceli Gallo de Maci. Psicoanalista
El «paco» nos inunda. La resaca de la cocaína, detritus del clorhidrato de cocaína de máxima pureza, se incorpora como droga letal acumulando kerosén, bencina, cemento, alquitrán, y otros productos «nobles» a nuestro sistema nervioso central. El holding del narcotráfico recicla todo, incluso lo que no sirve del producto o lo que sobraría porque siempre va a haber alguien que lo consuma. Lo que se le asegura al incauto es un «rush» rápido que le haga sentir algo de sí (por fin!) a quien en su vida nunca sintió(la cenestesia de sí es algo faltante en miles de jóvenes que viven como anestesiados en el mundo). El, también llamado «flash» que es una inundación química de adrenalina y otros neurotransmisores responsables de una hiperestimulación artificial y dañina le sirve a ese joven desvalido, desorientado y habitualmente abandonado el reaseguro de la omnipotencia , valor hoy prestigiado en el discurso social. Omnipotencia que le permite por un momento ser alguien a costa de ser nadie (cerebro dañado y oclusión del otro ya que toda omnipotencia es compañera de la violencia y la agresividad).
La noticia también debería ser otra, tenemos en nuestro país laboratorios de procesamiento de la cocaína. El control de los precursores químicos de los países que lo poseen (como el nuestro) ha hecho que el holding empresario delictivo elija como más rentable y menos riesgoso realizar la producción final en los países productores de estos insumos (kerosén, bencina, etc.).Por eso y como parte el marketing económico lo que sobra de la producción(el paco) se recicla en el mercado interno(no solo en clase baja como muchos creen , sino en la multitud de desvalidos y abandonados que existen en todas las clases sociales (las categorías económicas son parcial es para analizar esto, hay que incorporar otros elementos como categorías afectivas, desfamiliarizacion creciente de la sociedad argentina, desescolarazición y la emergencia de valores individualistas cada vez más marcados).
Mientras tanto nuestros consultorios se llenan de jóvenes con un envejecimiento cerebral digno de la senilidad. La precocidad del deterioro en la memoria, la atención la capacidad de planificación, la capacidad de pensar, la impulsividad creciente es evidente. Los datos de los tests neurocognitivos de estos jóvenes los llevan a signos similares a los de nuestros abuelos más viejitos.
En casi dos kilos de peso nuestro sistema nervioso concentra todas las funciones en el humano que incluyen las propias del reptil, el mamífero y lo específico del «homo sapiens».100 mil millones de neuronas moran en ese sistema nervioso y son el tesoro más grande la humanidad en donde se agrupan las funciones que regulan desde el medio interno hasta el contacto con el mundo externo y los pensamientos más evolucionados.
Si algo necesita ese sistema nervioso para vivir es no ser inundado de tóxicos (la droga es uno de ellos).Amarse a sí mismo es hoy enseñar en las escuelas y en los hogares a amar cada una de nuestras 100 mil millones de neuronas .Por supuesto que el «paco» es directamente letal. Aquí empiezan a funcionar fuerzas neuro-degenerativas del sistema nervioso que atacan distintos centros vitales (hoy tenemos pacientes con daños en el comando de conducción del cerebro que es lóbulo frontal, quedando por ende sin funciones superiores y prácticamente descebrados o también pacientes con microinfartos cerebrales y con zonas atrofiadas; o sea sin vida).
Cuidar el cerebro es apostar a su capacidad de neuro-regenerarse permanentemente y para esto la fórmula es no drogarse, vivir en ambientes afectivos (las ratitas criadas sin afecto no producen ni aprendizaje ni memoria y viven un proceso de envejecimiento celular precoz , al mismo tiempo los niños queridos aumentan las conexiones entre las neuronas y el cerebro adquiere una mayor plasticidad y capacidad de aprendizaje),actividad física(el oxígeno es vital para la neurona), alimentación sana y una estimulación cognitiva permanente .El «paco» produce un verdadero homicidio neuronal, solo equiparable al que produce la senilidad avanzada, el accidente con pérdida de sustancia cerebral y el stress crónico así como la depresión con muchos años de evolución.
Al deteriorarse la función del lóbulo frontal (sede de los controles morales y de los impulsos) el consumidor de «paco» no roba para drogarse(la dosis vale un peso que se consigue «limosneando» en las calles) sino que el delito se debe a la perdida de las funciones más elaboradas de percepción del otro y de compasión ante la víctima. Por eso aparecen delitos contra personas en donde el daño al otro es un goce realizado con extremo sadismo. Así tenemos el síndrome pre-frontal llamado de las cuatro A: anhedonia, apatía, ataxia, amimia; unido todo esto a un desborde impulsivo y a una incapacidad de pensar. El paciente se va «descebrando», y empieza a imperar en él el cerebro reptil, el mamífero y sólo restos de lo humano. Va muriendo en vida porque ya no puede aprender y aprender es vivir y resistirse a la muerte. Son los «nuevos muertos vivos».Pero lo hacen sin darse cuenta, porque las drogas son una anestesia de lo terminal.