DES-CEREBRARSE
«Había una vez un zorro que nunca había visto a una tortuga y se aterro de tal modo al verla por primera vez que poco falto para que cayera muerto. Cuando la encontró por segunda vez, se alarmo mucho aun, pero no tanto como antes. Cuando la vio por tercera vez, su audacia había crecido tanto que se le acerco y se puso a conversar con ella»
Fábula contada por el Premio Nobel en Neurociencias Eric Kandel (2007) en su libro «El nacimiento de una nueva ciencia de la mente»
Tanto nos habituamos a ver adictos y a gente que abusa del alcohol y drogas que nos pasa lo del zorro. No nos sorprendemos por este hecho , ni nos percatamos de los daños que están sucediendo en lo que precisamente describe el Premio Nobel Prof. Kandel, o sea en el cerebro y todas las consecuencias sociales y personales que esto acarrea. El efecto de habituación es una forma de aceptación social de un hecho altamente destructivo. De tal manera que, parecería, ya no es un hecho de salud como lo es el tabaquismo , o cualquier otro tipo de enfermedades orgánicas.
El cerebro queda letalmente herido cuando se pasa por la experiencia de las drogas. Hay un dato claro , la mayoría de los pacientes que concurren a atenderse por estas causas tienen el lóbulo frontal con deterioro en su función. El lóbulo frontal ha sido descripto como el CEO del ser humano. El símil con el managment empresarial es correcto. Es la central de decisiones de todos nosotros. Jóvenes, púberes e incluso niños y adultos lesionan a través de la compulsión adictiva el «plus diferencial» que tenemos con los simios. En la evolución humana el frontal hace la diferencia con el resto de la escala de los mamíferos. Entre las funciones más importantes tenemos la consecución de metas, la toma de decisiones, la formación de conceptos, el razonamiento abstracto y la asociación de asociaciones de todo el cerebro. Es la sede biológica de la moral altruista , de la empatía con el otro, de ahí que la conducta agresiva y egocéntrica esté siempre en estas personas a» flor de piel».
Así llegan a consulta con lo que se denomina una anosognosia: están pero no existen. La ausencia los caracteriza con el síndrome de las cuatro A: apatía, abulia, ataxia y adinamia ligándose a esto el desborde impulsivo. Pierden su mente, su núcleo de identidad , su yo, así como la memoria reciente y también llamada de trabajo. Los dos hechos claves del hombre son su memoria y su identidad yoica; en él vemos un vacío entonces en su ser más profundo
Es sólo la droga la causa de todo esto ?.No solamente las sustancias neuróticas. Las drogas ejecutan desde la compulsión un odio hacía si mismo muy grande, inundado todo esto de placer y prestigiadas, éstas, por la «cultura narco» desde variadas formas propagandísticas. Pero también se ha comprobado que estos pacientes tienen muchos problemas afectivos, desamparo y déficits notables de socialización y vínculos paterno-filiales .Precisamente se ha observado que el lóbulo frontal en su desarrollo de las conexiones depende del capital social que rodee a un individuo en su desarrollo. O sea, un niño amado, estimulado y con una buena escolarización tiene un desarrollo de los colaterales nerviosos mucho más perfeccionado .Ya ésto lo había visto el genio del estudio de las neuronas en 1894 Ramón y Cajal:» la ejercitación mental suscita en las regiones cerebrales más solicitadas un mayor desarrollo del aparato protoplasmático y conexiones intercelulares totalmente nuevas…». O sea el cerebro y específicamente el lóbulo frontal es un lenguaje no sólo bio-eléctrico sino afectivo, social. Dialogan 100 mil millones de neuronas a través de mediaciones químicas y eléctricas(las dos energías del cerebro) pero en un torno de afecto, rechazo y/o aceptación.
Las drogas «ejecutan » una historia humana. Descerebrarse es un acto compulsivo en donde está en juego la autodestrucción . Además el lóbulo frontal es el último en madurar y lo hace entre la adolescencia y la juventud. Drogarse en esta edad de máxima vulnerabilidad biológica es una situación crítica para el desarrollo. Además en 1998 se comprobó que en este lóbulo existen millones de neuronas que reaccionan ante el rostro y la figura humana y han sido llamadas «neuronas espejo». Intervienen como fundamentos del desarrollo de la socialización y son la garantía del altruismo. Lesionar esta zona tiene mucho que ver con los comportamientos antisociales.
Ser indiferentes ante la epidemia de consumo de drogas y alcohol es una forma, creo, de indiferencia ante la vida.