Fiestas Rave:
“El problema del niño son sus cuidadores”
Descartes.
A veces nos perdemos en las apariencias o sea en lo que vela la realidad. La apariencia es un velo. Aletheia decían los griegos es de-velar, descubrir. Pasar de la apariencia a la realidad; así se llega a la verdad. Así se empieza a filosofar desde los jónicos en adelante hasta llegar al gran Sócrates que llega a decir que la verdad es atreverse a ser partero de la misma. La verdad es alumbramiento como cuando nace un niño. Este parto nos permite llegar a la verdad y pensar.
Pero para llegar a la verdad hay que sufrir. Pensar implica sufrir. Porque para pasar de la apariencia a la realidad se necesita pensar y sufrir. Las apariencias dan una protección falsa, pero protección al fin.
En todos los temas de la vida pasa lo mismo. Pasar de las creencias falsas a lo verdadero es un dolor. Lo mismo sucede, me parece, con las fiestas rave. Popularizadas en Europa y California tienen sus antecedentes en la cultura de la marcha y se potencian con el auge de la música tecno. El éxtasis es el sello que las caracteriza (droga sintética de gran daño en el sistema neurológico cerebral y en el estado de animo).
Logra que se estimule a la persona logrando un doble efecto: mayor estimulación, más tiempo de baile, mayor exigencia y despersonalización (solo disociándose se puede estar muchas horas escuchando una música monocorde y groseramente reiterativa). Sufre el sistema orgánico, nos deshidratamos. Necesitamos agua. Es casi una locura de esta era post-social. La mayoría bailan solos. Pero es una costumbre tribal que ante la poca comunicación humana permite un contagio en ritos de comunión grupal actualizados en esta sociedad.
Grandes sponsors la sostienen. Marcas poderosas con también poderosos lobbies comunicacionales las protegen. Cualquier que las ataque rápidamente estos lobbies organizan una contraofensiva mediática.
Si algo no se puede tocar en la era post-social del marketing es la clientela. Si miles de jóvenes van es porque se transformarán en consumidores de cerveza; FM, canales, jeans, cigarrillos, etc. Elegimos a la juventud como mercado ¡¡ Nadie ose tocar esta decisión empresarial!!. Pero seria en el decir de los griegos volver al mundo de la apariencia y huir de la verdad. Hoy hay fiestas rave en todas los discos, en los paradores de la playa. En las casas. No es el éxtasis también el problema. Llegar a la verdad es asumir que el consumo de drogas subió el 72 % en los jóvenes en los últimos cuatro años (fuente 2006 SEDRONAR) . El problema verdadero es el consumo en aumento. El alcohol se toma como un refresco. El 68 % de las muertes adolescentes se debe a abuso de sustancias (homicidio, peleas, accidentes, sobredosis).
Hablar si hay que prohibir, regular, limitar, liberalizar las fiestas rave es poner un elefante en un bazar. Tapar una realidad. Velarla. Volver al mundo de la apariencia. El problema es que la droga es una epidemia- pandemia. Tolerada. ¿toleraremos a miles de deteriorados?, ¿quién pagara el costo social y económico, de este malestar humano?. Mas que una crónica del deterioro quizás debamos salir a las aulas sociales no a pelearnos con una costumbre de la era post-social que atenta contra la salud, sino a educar (aquí volvemos a los griegos). Necesitamos maestros, parteros en el sentido socrático que iluminen a miles sobre el sentido esquivo que están eligiendo o que el mercado les esta haciendo elegir. Padres, escuela, gremios, empresas, medios de comunicación, también en esta era post-social pueden convertirse en educadores. Prevención desde todos estos lugares y fundamentalmente detener precozmente los primeros consumos de alcohol y drogas en menores. Así pasaríamos de la apariencia a la realidad, como querían los griegos.