LA OTRA GRIPEA: LOS PIKIS

“…detrás de muchos actos violentos y  autodestructivos de los jóvenes está la venganza por haber nacido.”

G. Maci

Hay otra epidemia además de la gripe A; esto ya  lo habíamos dicho en otra nota. La ciudad forma parte de nuestra interioridad.  Lo de “fuera” está “dentro” nuestro. Duele ver tantos chicos “medio” muertos por  el consumo  de drogas en nuestras  calles. Sin querer comparamos nuestra infancia cuidada y protegida con esta otra  desamparada y olvidada. Los “Pikis” son miles. El adolescente de Almagro es un símbolo de muchos. Tomó de rehén a varios, siendo èl mismo un rehén. En éste rehén hay una forma de venganza que no termina de consumar. La venganza por haber nacido para vivir de  esta forma y en esta venganza se le va la vida y en ese recorrido, a su vez, puede llevar la vida de otros. Una caricatura siniestra de lo que debería ser un desarrollo sano  adolescente. Son los “olvidados”, Los “nadies” de hoy . Ocaso del mundo adulto.  Todos girando en el vacío. Nos falta contenido y por ende sentido, dirección, proyect.

Discutimos apasionadamente el consumo de drogas y sus leyes  pero como el Sísifo del relato griego estamos ciegos a lo que sucede. Por su  soberbia el castigo de los dioses lo deriva a la ceguera. La condena no fue sólo  la ceguera sino repetir. Repetir. O sea no aprender. Llevaba la piedra en el  mito hasta la cima de la montaña , y siempre se le caìa para después volver a empezar. Esa es la tragedia máxima nuestra :  repetir , repetir ; no aprender. Ciegos. No ver ni vernos. Ver implicarìa  aceptar la realidad. Condenados por la soberbia y ciegos por no aceptar el orden  de la realidad. La realidad siempre es un ordenamiento.

¿Hablamos de lo que sucede en nuestros barrios y con  nuestras familias ¿; ¿ del consumo infantil de drogas y alcohol y sus  consecuencias? . Confundimos perversamente la salud y las normas de calidad de  vida con “patatería”. ¿ Pensamos en los miles de niños que hoy consumen drogas?.  Este tema me duele particularmente;  atiendo todos los días a menores en conflicto con la ley y superviso a muchos  terapeutas que también los tratan de contener a ellos y a sus familias. El dolor  surge de la empatía que trato de establecer con ellos. No hay posibilidad de  comprensión del otro sin empatía, o sea sin colocarnos en el lugar del otro.

En los niños el consumo de drogas tiene varias  consecuencias ineluctables : deterioro y detención del desarrollo del sistema  nervioso, conductas psicóticas y/o desencadenamiento de enfermedades  psiquiátricas invalidantes y trastornos de conducta que llevan a conflictos con  la ley como lo sucedido con Piki .

Las drogas en la infancia y la adolescencia tienen como  aliado a la propia inmadurez del sistema nervioso. El lóbulo frontal eje del  desarrollo humano termina de madurar en la juventud. Entonces “no hay freno” porque el frontal es lo que permite la pausa, el pensar . Así la gravedad es  mayor porque al activar zonas del placer el consumo infantil asegura a los  vendedores miles de esclavos. El cerebro inmaduro se transforma en su aliado. Al  no haber un frontal desarrollado “el niño no tiene capacidad para corregir la  trayectoria de su conducta “.  Además miles de niños consumidores quedan  condenados al fracaso y al abandono escolar . Con drogas no hay posibilidad de  aprendizaje. Quedan asì “condenados” a dos esclavitudes : la de buscar consumir  imperativamente y la de la falta de educación con las secuelas de la marginación  y los daños a la autoestima.

Hoy cada barrio debería ser un centro de consulta,  orientación , admisión y derivación para familiares y jóvenes dependientes .  Todo esto apoyado por un gran movimiento preventivo con el auxilio de los medios  de comunicación como se hace con la gripe A. Apoyar la creación de comunidades  terapéuticas y centros de atención a las familias en todos los barrios.  Conferencias de orientación familiar . Apoyo a los docentes y a las escuelas.  Palpitación plena de la comunidad. Apoyo político total para la erección de  ciudades y barrios preventivos. Mi experiencia de haber dirigido programas  sociales preventivos en Argentina (Provincia de Buenos Aires, Tierra del Fuego,  Formosa ) es que cuando hay más prevención hay menor judicialización . O sea  baja el delito, intervienen menos los jueces y los policias . Interviene la sociedad y triunfa la salud social.