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“ … ser ha roto el lazo nupcial entre el hombre y la vida y es en la vida familiar donde vemos ese pacto en acción» .
G. Marcel. La esencia de la Paternidad. Metafìsica de la Esperanza
Todos los días tratamos en las comunidades terapeùticas “hijos de nadie”. Fueron producto de una procreación pero no hubo experiencia de parentalidad como responsabilidad del hijo y compromiso efectivo. Son chicos sin historia, desconocen sus ancestros o solo quedan retazos borrosos en sus recuerdos de alguno de ellos. Son abandonados aùn viviendo en mansiones. Abandono etimológicamente deriva de bando y de poder. Es un ejercicio del poder abusivo de los adultos. Los padres así vamos matando aquello que en un instante creamos. En muchos casos, a estos chicos, las drogas los convocan como un intento de huir de los agujeros en su linaje y genealogía . Ahí cuando no hay sostenes simbólicos ni afectivos (seres sin historia) es cuando se busca en la soledad , aùn seguido por una masa de anónimos acompañantes; todos ellos autistas en la búsqueda de un goce con entrada y llegada mortífera. El grupo de pares de estos jóvenes es sencillamente en la mayoría de los casos una tribu pobre en vínculos y lealtades; son o parecen ser meros compañeros de consumo, pero núnca y asì lo dicen amigos.
Tambien hay otro grupo de “hijos de nadie” buscados por sus padres. Acà hay familia , no exenta de muchos conflictos y mal elaborados, pero las drogas borran todo vinculo generacional. Los que tratamos adictos sabemos como lo decía el maestro francès en tratamientos de estas patologías C. Olivenstein que con el consumo de sustancias no se necesita del otro sexo, de los propios hijos, de los padres. El “vero” adicto solo busca y desea las drogas. Los lazos culturales y familiares quedan disueltos, lo único que importa es la dósis.
Doble vuelta de la nada de ser en los “hijos de nadie” ; por un lado un conjunto poblacional sin familia ni vida familiar o con restos decadentes (padres también adictos, presos, abusadores, etc) y por otro los que no necesitan de ningún vinculo parental porque creen tenerlo todo con la droga. Campo, este, de la alienación y del extravio de la subjetividad.
SOMOS UN NOSOTROS ORIGINARIO
Al ser masivos estos fenómenos el pensamiento sociológico y el analítico necesita- desde mi punto de vista – ser complementado y completado por un enfoque filosófico-antropològico . Marcel, iluminado pensador existencialista, hoy reflotado en Francia nos alerta en estos tiempos de “..la ruptura del lazo nupcial entre el hombre y la vida». Surgen asì mitologías con gran poder social que toman el lugar de una dirección de conducta en donde aparece la interrupción de la vida en el embarazo como algo prestigiado sucediendo lo mismo con el uso y abuso de drogas, cae el papel de la vida familiar como hecho ètico en la formación de las personas y tambien la nociòn de paternidad como responsabilidad asumida y comprometida. Estos son algunos de los tantos hechos que describe el galo como fuente del deterioro como parte del olvido de la vida en aras de un individualismo.
Describe además que somos “un nosotros originario que se organiza desde la vida familiar y que es inseparable de “un en nuestra casa”. Mencionamos siempre la perdida de la vida familiar , los encuentros, los relatos compartidos, las historias transmitidas en la mesa en donde la comida es solo un elemento secundario dentro de un conjunto de vivencias e identificaciones que duraràn toda la vida. En esta perennidad de nuestros recuerdos gratificantes de esas “horas” y de ese “tiempo “ clave nace ahì la nociòn de un futuro y de una esperanza. No hay esperanza si no es a través del recuerdo de una cierta perennidad. El Agape de los griegos (como encuentro vivencial y alimenticio) es inseparable del Eros (amor que une). Desde ese nosotros originario surgirá nuestra identidad.
TRADICION Y ADICCION
Recuerdo que a fines de la década del 90 H. Giddens, pensador inglés, en plena epidemia de consumo de drogas me decía “… la caída de la tradición trae mayor adicción..” (concepto luego repetido en su libro “El mundo desbocado”). El concepto de tradición no es un tema conservadurista y reaccionario; es lo que permite una continuidad histórica y es solo transmisión de notas de vida de padres a hijos. Si no hay transmisión no hay vínculo generacional y se detiene la vida cultural. Es un legado que tengo la obligación de transmitir. Es el pacto por la vida que hablaba Marcel. Si no hay transmisión hay hijos de nadie.
DR. JUAN ALBERTO YARIA DIRECTOR DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES GRADIVA EN PATOLOGIAS DEL DESVALIMIENTO SOCIAL Y ADICCIONES