“..el contacto con las drogas cuando alguien ya depende de ella es superior al encuentro sexual o al de ser Padre o Madre”

C.Oliweinsten. No hay drogados Felices.

El consultorio de un profesional que trabaja en adicciones resulta ser un laboratorio del dolor de las ciudades y del malestar de miles de personas. En tiempos de epidemia , como el actual,  cada consulta es una caricatura de un modo de vivir . Ser el primer país en América Latina en consumo de cocaína implica una alienación de muchos ya que la dependencia a las sustancias genera distintas dificultades. Creemos que el problema es de adolescentes y adultos cuando en realidad ignoramos o negamos la cantidad de chicos , o sea de menores, que viven en carne propia  el espectáculo de mayores en contacto con la droga.

En la semana desde un gran sanatorio me llaman en consulta por una nena de dos años con temblores y flacidez corporal en todos los miembros. No podía pararse. Dentro de todos los estudios los pediatras con un muy buen tino hacen análisis de orina y comprueban la existencia de cocaína como causante de esta dolencia neurológica. Los dos padres son adictos. La madre se hace cargo su adicción y el padre huye. Ella , adicta al paco,  en el amamantamiento le da este estupefaciente con el agravante que está embarazada y por ende el niño en gestación está tambièn recibiendo lo mismo.  El adicto o sea el dependiente no tiene registro del otro , aunque sea un niño menor o en gestación ; es duro reconocerlo pero es así. Para el paciente lo más importante es conseguir la droga y huir  rápidamente  de la abstinencia. Por eso el maestro en esta materia desde Francia C.Oliweinsten nos enseñaba: “..hay un hecho central que es la violencia sufrida por aquellos que viven con los drogados …y ello manifiesta una violencia real :la violencia contra sí mismo “. Y por eso después llega a decir “..cuestiona el placer de formar una pareja o una familia…el placer que se da el toxicómano a si mismo es superior al placer con un compañero homosexual o heterosexual …el placer buscado con la droga es superior al placer de un encuentro sexual o al de ser padre o madre”.

LA FAMILIA NO ES UN GRUPO DE IGUALES

En las adicciones a drogas y alcohol se diluyen los ordenamientos familiares y todos los sistemas de parentesco  . Un hijo adolescente elaborando la muerte de su madre adicta me decía, luego de pasar él mismo por la experiencia del consumo; “…varias veces en mi infancia acompañé

 a mi madre al baño frente a las descomposturas y vómitos que tenia”. Marca de lo traumático por un lado pero al mismo tiempo disolución de los limites generacionales. El hijo estaba condenado a ser padre de su madre que  en ese momento se había transformado en  una hija dolida y abstinente. Esto se agrava con un padre tambièn consumidor y a la vez ausente. Se tuvo que hacer solo . Vagó buscando padres en distintos lugares hasta caer en una casa de cuidados adolescentes. Ahí surge el encuentro con un padre que lo adopta y que era un acompañante terapeutico. Asi su vida se reordena  . El joven, hoy estudiante de dos carreras universitarias , siente el orgullo y el placer de tener a a alguien a quien llama afectivamente mi  Padre y a la vez analiza la enfermedad de su padre biológico encerrado desde siempre en la cocaína. Siempre la adolescencia es la búsqueda del Padre . El lo encontró para fijar asi  una orientación a su vida y superar sus experiencias auto-destructivas.

FAMILIA Y MALESTAR

Así el hijo de los adultos adictos vive la experiencia dramática de  la pérdida de referencias y referentes generacionales. Hay una constante distorsión de roles. Siempre en la familia debe existir una organización jerárquica . En las adicciones el hijo habitualmente es padre de sus padres o éstos son pares de sus hijos condenándolos a la peor de las simetrías. La asimetría es fundante de la vida familiar  , especialmente hasta el final de la adolescencia.

Otros se identifican con sus padres adictos y son la caricatura de éstos . La mimesis con ellos  tambien los condena. Cuando hay que tratarlos no encontramos referentes válidos  sanos  y toda la familia necesita tratarse si es que queremos encontrar una efectividad clínica y que el recurso terapéutico no sea una mera desintoxicación.  En otros casos los hijos indican la internación y funcionan como una verdadera Ley Paterna que es salvadora.  En otros el resentimiento de situaciones traumáticas vividas como sobredosis, violencias hacia él o hacia la madre generan un gran monto de resentimiento con los padres que obnubilan todo su desarrollo.

Ya el gran filosófo Descartes decía que” el drama  del niño son sus cuidadores “. Sin conocer la epidemia de drogas en la Europa de su tiempo es indudable que las drogas licuan la vida familiar y dificultan limites, horizontes válidos y proyectos necesarios para un desarrollo sano.

DR. JUAN ALBERTO YARIA

DIRECTOR DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES GRADIVA EN ADICCIONES Y PATOLOGIAS DEL DESVALIMIENTO SOCIAL