“ ..de Proteo, el egipcio no te asombres, tú que eres uno y a la vez muchos hombres…”
J.L.Borges.
Proteo retomado en la mitología griega y egipcia merece un hermoso poema de Borges para mentar al hombre proteico, multifacético y disociado que podemos llegar a ser y mucho más hoy en la civilización del espectáculo y la propaganda. Todos somos como Proteo “uno y diversos hombres” . El maestro nos sigue diciendo:”…pastor de los rebaños de los mares y poseedor del don de profecía prefería ocultar lo que sabía…”. Podía predecir el futuro y mostrar la verdad pero cambiaba de forma para evitar tener que hacerlo. Era aquel que para huir de las preguntas tenía el don de la metamorfosis y se transformaba en cualquier animal o en agua o en fuego. Es sinónimo del que huye permanentemente de enfrentar las interpelaciones y utiliza diferentes máscaras. Su vida es la utilización de máscaras que como simulacros sirven para entretener y engañar al Otro. Detrás de la huida está el intento de acomodarse plenament e al otro .Vive para el otro en una vana intención de un reconocimiento imposible. Cuanto más vive huyendo en pos de ese reconocimiento más se aleja de su si mismo . Queda en deuda con lo que necesitaría ser. Se mimetiza para parecer de una manera determinada pero a costa de evanecerse como persona en su identidad y singularidad.
HOMBRE MIMETICO
Surge así el hombre mimético en donde su horizonte es la imitación para acomodarse al modelo ideal propuesto por la civilización del espectáculo según lo trabaja M.Vargas Llosa, como hemos tratado de mostrar en otras notas. Aquí es donde la cultura de la imagen, el entretenimiento y la industria que lo acompaña y que a su vez se sostiene con otra industria como es la publicitaria fomenta un tipo de hombre que algunos llamaron “hombre mimético”(G.Maci –Yo, Yo mismo). Este ser “mimético” se acomoda a los distintos escenarios cual actor que genera un personaje. En muchos casos para lograr el mimetismo y asegurarnos la creencia en transformarnos en el personaje delirante que queremos ser por imposición de la propia tecnología del marketing social se usan drogas. Estas insuflan más el delirio de presunción basado en los prestigios que se intentan imitar.
Así uno de los temas de hoy dentro y fuera de los consultorios es el tema de la la inautenticidad todo esto en virtud de una aumentada omnipotencia. En los consultorios vemos la persistencia de personajes en donde el vacio los circunda pero que necesitan una impostura permanentemente como una forma y estilo de vida. Engaño tras engaño van dejando un tendal de abandonados por la ilusión de lo que quieren mostrar y aparentar. Mundo del aparentar. Huyen de sí mismos. Huyen de la angustia. Huyen de la autenticidad que los interpela constantemente en el diario vivir.
En la vida social y con algunos “personajes” políticos esto también es evidente. Ahí la rivalidad por el prestigio lleva a luchas encarnizadas en donde todo debe trucarse para lograr el “encantamiento” de un supuesto auditorio.
LA INAUTENTICIDAD
Si nadie resiste a un archivo aquí esto es claro ya que la mutabilidad inauténtica adquiere distintas formas en donde los variados personajes hablan a través del mismo actor. Al decir de Borges “como Proteo somos uno y diversos hombres”.
Somos como los sapos que se mimetizan de manera directa y que sobreviven a costa de disimularse .Asi el hombre de hoy moldeado por la publicidad y por los modelos ideales que se proponen desde el entretenimiento y la manipulación política y que va alejándose, así, de su mismidad.
Intimidad vs. Espectáculo. Cuanto más estamos sojuzgados a los modelos producidos por la tecnología del marketing más nos alejamos de lo que quisiéramos ser. Así nos vamos “desviviviendo “cuando caemos en las fantasías más profundas del narcisismo tratando de ser el mejor, el único, el más lindo, el más perfecto, el más joven. Al final no hacemos lo que queremos, y no vivimos con quien queremos. Cuanto más seguimos la Imagen de lo que la sociedad del espectáculo quiere de nosotros vamos muriendo como si mismos .Precio alto por seguir la imagen prestigiada por la sociedad del espectáculo. Con razón Platón decía que la imagen era solo calco de una sombra. Lo que creemos a través de la imagen es solo una sombra. Aunque la imagen sea resplandeciente y tentadora.
La inautenticidad es la base de todo esto y el engaño para mantener al “personaje” aparece en situaciones en donde el sujeto siente la omnipotencia en peligro. Asi vivimos trampeando .Disimulando. J.P. Sartre en “El Ser y la nada” coloca esta estructura ligada a la “mala fe”. La mentira y la impostura son claves. Viven en fuga ante la angustia .Siempre en función de una omnipotencia narcisistica en riesgo y de ahí a la multitud de máscaras hay solo un paso. Pero el verdadero engaño es a nosotros mismos. Asi nos vamos alejando de nuestra intimidad.
DR JUAN A.YARIA
DIRECTOR DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES- GRADIVA -EN ADICCIONES Y PATOLOGIAS DEL DESVALIMIENTO SOCIAL