“…la droga es como otra persona que te susurra y atrae, no te deja escapar”
Un paciente en talleres poéticos de rehabilitación
Sergio vuelve luego de varios meses de su rehabilitación. Cuando lo conocí estaba en “carrera” de cocaína .No sabía quién era. Fue traído por familiares. Su confusión mental denotaba que era un “nadie” llevado y manipulado por otros. Meses y meses de consumo desenfrenado. Varios hijos que en su abandono lo buscaban frenéticamente. Solo un carnet de Obra social posibilitaba su ingreso en un sistema de comunidad terapéutica. Hoy forma parte, como conductor, de una flota de taxis propiedad de uno de los pocos amigos que le quedaban de su mundo, podríamos decir, no adictivo. Asumió su paternidad y venía a invitarnos al casamiento de su hijo.
Llegó como nadie…hoy es alguien. Ese es el trayecto de un tratamiento hoy. De nadie a ser alguien a través de algunos (un equipo de terapeutas y de compañeros de rehabilitación).Las drogas en su consumo dependiente llevan al vaciamiento de nuestra subjetividad o sea de nuestra personalidad. Dejamos de poseernos para ser objeto de otros. De sujeto de nosotros mismos pasamos a ser objeto de otros y para otros. Distintos Amos se apoderan de nosotros desde el “dealer” en adelante.
CEREBRO Y DROGAS
Ese vaciamiento subjetivo va acompañado de un daño a las estructuras del sistema nervioso. ¿Qué le pasa al cerebro cuando se consume drogas?: a. se perturba el envío de la información entre las neuronas (ejes de la actividad del hombre) ; b. se sobreestimulan centros de gratificación y se pervierte el sistema natural del placer; c. surgen nuevas memorias que reemplazan a las habituales de nuestra vida y estos hábitos recientes ligados al consumo son pertinaces y activos modificando permanentemente nuestra conducta ;c . se forma así un verdadero “secuestro” de las motivaciones normales del vivir por otras alimentadas por el consumo permanente ( nuevas amistades, lugares determinados, situaciones que pueden generar conductas en “gatillo” y automáticas que pueden disparar el “apetito “ de drogas e inducir comportamientos de recaída emocional y/o de consumo) ; d. todo esto forma un desequilibrio permanente del sistema nervioso y de sus aparatos de control de impulsos y de procesamiento a través del pensamiento . Se van generando, entonces, rasgos definitorios del trastorno adictivo:
- Búsqueda y consumo compulsivo
- Pérdida de control
- Síndrome de abstinencia
FAMILIA Y AMBIENTES
Dos fenómenos más existen articulados a esto: a. conectarse permanentemente con ambientes ligados al consumo y ; b. la devastación y debacle de la vida familiar. Los ambientes del paciente que consume en forma dependiente cocaína son llamados invalidantes o sea no permiten un desarrollo de la personalidad. Su mundo se va estrechando y va abandonando contactos sanos, trabajos, amistades y lugares de gratificación personal. El mundo cambia porque cambian sus entornos. Algo similar sucede con la vida familiar. Los abandonos son frecuentes . Al convertirse la droga en lo Único prevalente en sus vidas todo lo otro y los otros , desde familiares en adelante quedan a un lado.
Una recuperación implica trabajar todos estos factores. Luchar contra el devastamiento melancólico que lo transformó en un “nadie” para poder convertirse en un “alguien”. La renuncia a la sustancia es fundamental y la aceptación de la enfermedad como, así también, la ayuda de de otros son requisitos claves. Recuperar la función cerebral dañada es otro elemento central. Desde la medicación, la oxigenación, las actividades de práctica cognitiva, la medicación necesaria; todo esto ayuda a recuperar el centro de nuestro sí mismo. Trabajar sobre la vida familiar también devastada y sobre un ambiente sano de recuperación forma parte de esta aceptación y de la renuncia que el paciente necesita hacer.
Sergio lo pudo hacer. Es posible.
Dr. Juan A. Yaría
Director General GRADIVA-rehabilitación en adicciones