“…no era difícil imaginar un mayor abandono, Raskolnikov  se había aislado del mundo y vivía como una tortuga en su caparazón “

Crimen y Castigo F.Dosyoievski

Voy a contar dos escenas que hablan de la desposesión del sí mismo que implica el consumo de drogas  y la pérdida de contacto empático con seres significativos  teniendo esto  que ver con las profundas alteraciones en la subjetividad y en el sistema nervioso que se van produciendo dia tras dia  mientras  existan condiciones derivadas de esa misma ingesta de sustancias .

Juana, por un lado,  me cuenta que sus hijos están abandonados. Ella desde hace veinte años consume y recién ahora, en un proceso de desintoxicación, puede empezar a pensar en sus hijos. Intoxicada solo podía seguir en “carrera”. Lo otro y el otro, como personas significativas,  no importaban ya que era la urgencia de la recompensa inmediata que se lograba con las sustancias  lo único que parecía existir. Siempre me impresionó el vendaval de conductas que incorpora el consumidor de drogas en su vida cotidiana. Atrás quedaban trabajos, familia, bienes. La recompensa inmediata, otra vez, era lo fundamental. Los estudiosos del cerebro  hablan aquí de “miopía “del futuro ya que zonas que tienen que ver con la postergación de  impulsos, el control ético y el pensamiento quedan alteradas en sus funciones. Lo impulsivo, lo brutal e incluso lo irreflexivo parecían ser  la respuesta permanente.

Por otro lado me sorprende Oscar; en su semblante  un “peso” muy grande empieza a notarse tanto en su cara como  en sus arrugas incipientes. Viene desde una provincia lejana norteña como si llevara a cuestas sus cuarenta años. Vencido me relata que su hijo desde hace cinco  consume. A sus veinte años todo el día es un derrotero hacia el consumo. Atrás quedó el estudio o cualquier oficio que lo habilite en la vida. El padre me anuncia con pesar que se ha transformado en el “cuidador” privilegiado de esta existencia suicida que vaga por un pequeño pueblo junto con otros de su misma edad. Pastillas, marihuana, restos de cocaína y alcohol son lo que los estimulan y los invitan a desertar de la vida. El hijo no percibe su deterioro ni hace nada para mejorar su situación. El padre me confesó que renunció a su trabajo para estar con Oscar y la madre se convirtió en el sostén económico. ¿Cuánto puede durar el hijo con esta enfermedad a cuestas?   ; guardias de hospitales, comisarias, golpizas en canchas de futbol son los escenarios en donde se desarrolla la muerte de su subjetividad y por ende de su sistema nervioso. Pero al mismo tiempo ese dolor de la familia y especialmente del padre en algún momento dará síntomas y consecuencias. Envejecimiento precoz, enfermedades psicosomáticas, trastornos psiquiátricos  o incluso enfermedades terminales pueden llegar a ser destinos del espectáculo diario de dolor y padecimientos.

Cuando las drogas entran en una familia la letalidad psiquiátrica es alta en todos sus miembros. Los hijos de Juana son también espectadores de una madre que al no poder hacerse cargo del cuidado de ellos lloraran en soledad las consecuencias de estas conductas en donde todos son impotentes. Solamente el cese del consumo en un ambiente terapéutico que permitan acceder a situaciones afectivas (duelos, pérdidas, crisis no superadas) pueden facilitar un contacto con los valores más acendrados de una persona: los hijos en Juana y los padres en Oscar. Estructuras superiores del sistema nervioso que alteradas en sus funciones con el consumo de drogas. El Lóbulo frontal es un ejemplo de ellos.

PATOLOGIA FRONTAL

El lóbulo frontal es la última evolución que nos hace ser seres humanos. Estructura superadora de lo mamífero y lo reptiliano  asegura en su funcionamiento la posibilidad de estructurar pensamientos, generar proyectos a largo plazo  e incluso la posibilidad de la percepción del otro para adquirir la empatía (ponerse en el lugar del otro) y percibir el dolor ajeno .Superar el egocentrismo y así la ética tiene lugar. Los dañados frontales  tienen dificultades en el control de los impulsos e incluso para incluir las demandas de los otros en sus vidas. Decimos que el lóbulo frontal hace a la civilización y que a su vez la civilización hace al lóbulo frontal. La educación, la calidad de vida, el no drogarse permiten el desarrollo de la humanización que hará  posible el desarrollo de lo neural.

Las drogas impiden el funcionamiento de estas estructuras superiores como la lectura de la mente que lleva a tener conciencia del yo, sentirse uno mismo y por ende con una gran dificultad para acceder a la intimidad. Al mismo tiempo se afecta la capacidad para intuir el mundo de otras personas y asi la empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro) se deterioran.

Esto se denomina Anosognosia que es la incapacidad del paciente para intuir su propia enfermedad. Así nos vamos alienando y olvidando lo más preciado por ejemplo hijos, padres, bienes , etc. y fundamentalmente ignoramos el deterioro de nuestra propia condición humana.

DR. JUAN ALBERTO YARIA

DIRECTOR GRADIVA –rehabilitación en adicciones