“..Una explicación del mundo y de la historia debe tener en cuenta como estaba situada nuestra casa”.

Ítalo Calvino 1962.El camino de S.Juan

Nuestra casa es, siempre , una referencia de la cual nos nutrimos o en muchos casos sirve para “envenenarnos” , pero que siempre  y de todas maneras debemos trascenderla para lograr una cierta autonomía y libertad.

 Jorge nació en un espacio familiar en donde el padre era un  consumidor crónico de alcohol. Los abandonó desde pequeño. La madre tuvo varias parejas y desde violencias varias vivió con familiares lejanos. Los distintos hermanos de las varias familias que armó la madre tienen problemas de droga. Jorge robó en varias oportunidades mientras estaba en la “carrera” adictiva. ¿ Que le pasó a Jorge en su recuperación?.

 Es un verdadero  “milagro”. El superó estas adversidades. Hoy tiene una pequeña empresa de producción de remeras y tiene un puesto en una feria muy conocida del conurbano. Alquila un departamento. No volvió a drogarse y por supuesto dejó toda actividad ilegal. Encontró en la terapia (duró dos años la internación en una comunidad terapéutica) un amparo y una posibilidad de reconstruir su vida, se aferró intensamente a la institución donde se rehabilitó como una familia sustituta válida reparando la función familiar fallida. Rompió con todas las redes sociales negativas de consumo (compañeros de droga y tráfico). Su plan de vida en donde no había día y noche cambió.   Buscó en su terapeuta (verdadera artesana de la salud) y en el equipo terapéutico una función paterna ausente o vacía en su infancia. Fue un activo buscador de la Ley Paterna agujereada que recibió. Se separó de su familia; los ve pero no permite que el impacto negativo lo dañe. Encontró un amor que lo contiene y una función sublimatoria religiosa muy enriquecedora (otra Ley que andaba buscando).

LAS SALIDAS DEL COLAPSO

Jorge nos demuestra que del colapso familiar se sale con capital humano y social. En muchos casos la terapia en una comunidad terapéutica es parte de ese capital humano y social  que puede resumirse en educación social, sujeción a la Ley, espacios contenedores familiares o terapéuticos válidos y un sistema institucional con valores y normas.

 Las sociedades colapsan. El colapso no necesariamente es decadencia. Es parte de un cambio que se avecina o que se está dando .Nuevos paradigmas  en donde hay una quiebra a gran escala o un declive de ciertas instituciones civiles. Hambrunas , crisis serias de tipo económicas (por ej. los reflujos del 2001) y sociales, desastres naturales, pandemias(la droga en nuestro país es ya un fenómeno sanitario que tiene un grado más que la epidemia), instalación de enclaves delictivos ( el narcotráfico instalado en barrios y villas ), migraciones intensas (  latino americanización con defectos de integración social) ; estos son algunos de los elementos que explican o nos permiten una mejor comprensión de ciertos indicadores de enfermedad social ligados precisamente a un colapso societal ( aumento de delitos juveniles, de enfermedades psiquiátricas, desmembramientos familiares, etc.). En los colapsos entre las ruinas se ha perdido el amparo. Surgen desamparos masivos. El colapso ha sido recurrente a lo largo de la historia de la humanidad y es un aspecto de la condición humana. Han caído imperios, han desaparecido sociedades. Otras han resucitado luego de un colapso.   Hay familias que han colapsado como parte de ese colapso societal .Son muchas. No es un proceso social benigno, ya que deja muchas consecuencias.

DESAMPAROS

Trato jóvenes productos de este colapso. El joven que consulta es el testigo y a la vez victima –victimario de un “tsunami” familiar, barrial y social. Es cada vez más común observar familias muy desorganizadas .El anecdotario clínico nos muestra a varios familiares con problemas psiquiátricos y/o penales, algún familiar directo consumidor de drogas, padres ausentes o que funcionan más como pares cómplices que como padres. En otros casos vemos adolescentes solos que deben enfrentar su enfermedad con la sola posesión de su carnet de Obra Social (¡¡menos mal que lo tienen!!) que funciona como un Gran Otro protector, quizás como el único Otro posible y válido. Es característico ver en estas familias situaciones de promiscuidad, incluso incesto entre hermanos o alguno de los padres, abuso y violencia.

Cuando hay un colapso familiar se quiebran todas las legalidades que permiten un crecimiento sano; la diferencia padres-hijos, hombre –mujer que son la base de la cultura queda rota y la simetría igualadora en realidad promueve incesto o sea perversión y condena a los sujetos a su desaparición como portadores de valores de salud. Hay indudablemente un modelo de salud que tiene que ver con el respeto de ciertas legalidades y con el amparo, la contención y la orientación perfila caminos hacia fuera de la familia. O sea genera un desarrollo autónomo. La enfermedad, por el contrario con sus secuelas de perversión, impide el desarrollo hacia el mundo. Quedan “empantanados” en la propia familia, en familias sustitutas perversas (bandas, sectas), o vagan como “muertos –vivos” por las ciudad. Jorge , mientras tanto está recuperando su libertad.

Dr. Juan Alberto Yaría

DIRECTOR GRADIVA-rehabilitación en adicciones