“…Dios ha muerto… ¿no habrá que encender las linternas desde la mañana? “
F.Nietzche
Un paciente me sorprende. En un barrio aledaño a una villa en uno de los tantos conurbanos de nuestra gran ciudad me cuenta como cuatro amigos han muerto. Disputa entre bandas. Luchas entre “transas” me dice también. Nuevos “escuadrones de la muerte” en donde la Policía también hace su parte. Púberes de 14 ó 15 años, solos en las calles, villas y esquinas son sacrificados en medio de la desorientación y el Paco como droga mientras el humo de la marihuana y las latas de cervezas acompañan. La escuela quedó lejos. El aprendizaje de algún oficio también. Mi sorpresa sigue y le pregunto por los padres de los chicos muertos. Fallecidos. Presos. Adictos algunos de ellos. Ausencia. Hueco. Vacío. Familia, escuela y trabajo no pertenecen a la agenda diaria de sus vidas.
¿Qué nos pasa cuando crecemos sin un marco institucional orientador ¿ Se puede ser…ser humano con una escuela alejada , una familia nominal o inexistente y un trabajo alejado de la vida diaria ¿.
Mientras tanto el Nacional Buenos Aires es “tomado” con un grupo de padres que lo respaldan e incluso alguno de ellos duerme en la escuela protegiendo esa “decisión revolucionaria” de uno de sus hijos. Al mismo tiempo la Iglesia Católica aledaña es profanada por cinco jóvenes con consignas que remedan al anarquismo de las décadas del 20 y 30 cuando las consignas eran “ la única Iglesia que ilumina es la que arde”. Nada debe quedar en pie. Todo ordenamiento institucional debe caer como todo “ lo sólido que debe desvanecerse en el aire”. Abajo el mundo sólido y que ya no tiene ninguna significación ni sentido. Pero puede crecer alguien en un entorno “gaseoso y líquido” sin sostenes firmes.
Los barrios y las escuelas “tomadas” nos hablan de la trampa de la permisividad.
LA TRAMPA DE LA PERMISIVIDAD
Disolución de límites de edades, falta de Ley trasmitida de padres a hijos, ausencias bochornosas de los adultos, complicidades perversas de padres que funcionan más como pares adolescentes con sus hijos que en su rol. Esto nos encadena a distintos dueños. El narco barrial para el joven de los suburbios, ocupa ese lugar ausente. Los padres como Ley y como referencia ética al faltar quedan suplantados por el Patriarca dominador (líder de “barra brava”, o cualquier referencia marginal valida). Ese “nadie” que es hijo sin padre y sin ningún sustituto valido queda, él mismo, vacío. Ahí aparecen los lideres mesiánicos y las sectas marginales con la droga que hablábamos antes. La permisividad así es la antecesora de la muerte. Acelera la destrucción del hijo. Empieza a morir antes e incluso como en las guerras a veces los padres lo entierran desafiando la ley de la vida en donde el hijo entierra a sus padres.
Podríamos recordar a Nietzche cuando al mencionar lo gris que se avecinaba con la muerte de Dios nos decía: “… ¿Cómo pudimos desagotar el mar?, ¿quien nos ha dado una esponja para borrar todo el horizonte?; ¿no vamos errantes hacia una nada infinita?, ¿no vienen noches cada vez mas noches?, ¿no hay que encender las linternas desde la mañana?. La muerte de Dios parece ser la caída no sólo de los simbolos religiosos sino de toda referencia normativa y de los entornos socializadores que parecen ser solo retoños de lo represivo .
¿La muerte de toda referencia normativa profusamente festejada en nuestra cultura como un avance no será una oscuridad infinita¿ ¿Los pacientes no nos dirán con sus muertes y deterioros que es necesario comprar linternas para usar en el día oscuro que vivimos? .El padre y toda referencia sustitutiva parecen estar evaporándose.
NARCOS Y PATERNIDAD
Esta caída del ordenamiento institucional (familia, escuela y trabajo), es explotada por los Narcos que asimilan y adoctrinan para si a los que frutos de la disociación familiar son aptos para la “doma”. En los barrios marginales y en los sectores opulentos con padres nunca conocidos, ausentes, permisivos en otros casos, adictos ellos también consumiendo con sus hijos, adolescentes en sus conductas como “padres piolas” que incluso van a los boliches con sus hijos; así se forja una masa de consumidores juveniles, que en si están vacíos de sentido y palabras orientadoras. El “dealer” o puntero barrial de la droga se transforma paradójicamente en el ejemplo a seguir. No debemos olvidar que una vía de crecimiento es la asimilación y la orientación de modelos.
Fallan en muchos casos también tíos, abuelos en estas familias fragmentadas y casi desaparecidas. No hay figuras supletorias y la escuela (otro bastión de modelos) luce desprestigiada y casi sin relieve simbólico. Sube así el tráfico ya que a mayor cantidad de consumidores sube el tráfico y la cantidad de “dealers”. Crece la “escuela del delito” y conjuntamente el aumento exponencial de la cantidad de enfermos psiquiátricos y de todo tipo. Esta parece ser la cara del Amo de la Muerte hoy.
DR.JUAN ALBERTO YARIA
DIRECTOR DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES GRADIVA EN ADICCIONES Y PATOLOGIAS DEL DESVALIMIENTO SOCIAL