“..hoy se captura al “sujeto desnudo” con imágenes y drogas” G.Maci

Han cambiado, ya,  los llamados 100 barrios porteños inmortalizados por Alberto Castillo con serenatas a la luz de los faroles. Eso es el siglo XX en sus inicios. Hoy en el siglo XXI nuestros pacientes nos hablan de otras esquinas. Mas que la “barra de la esquina” hoy son “tribus” en determinados lugares con sus ritos  en donde se condensa la civilización de imágenes con el consumo de sustancias. Un paciente me relata como una crisis de abstinencia surge con una mirada. La imagen manda… al ver “Esto es Boedo” en una pared y eso lo traslada a un mundo; el mundo de una Tribu que diariamente los convocaba. El cerebro ya, anteriormente, domesticado por el consumo de drogas desde los doce años, en este paciente,  se somete a la dictadura de la imagen .Ahí se da todo el combo: sustancias, teléfonos que con internet  que anuncian voces, mensajes de texto y la compulsión del encuentro cotidiano.   Hoy sabemos que  el consumo se asocia en el sistema nervioso a claves simbólicas contextuales: olores, lugares, esquinas, imágenes, tribus; no solo drogas. También presencias significativas como los lideres o el “capanga “del grupo que en muchos casos es el “dealer”, sujeto admirado y odiado porque es el Portador de un Poder arbitrario y extorsivo.

En esas tribus lo valorado y odiado no es solo la droga. La imagen y la comunicación virtual  que da el celular  tienen un alto índice de prestigio. El “facebook” es una señal de intimidad y de transgresión fundamental.  Todo se miniaturiza y se compacta. El teléfono móvil concentra internet, imágenes y ya no solo transmisión de voz. Se unirá, ya, el teléfono, la computadora y la televisión.  La imagen manda. Se prolonga nuestro cuerpo, hay una hipertrofia de los sentidos con las nuevas prótesis biónicas que nos acompañan seguidas de poderosas compañías que se disputan nuestras orejas y ojos en todo el mundo.  Son redes en donde la imagen manda y que funcionan en tiempo real, o sea a demanda inmediata. Fantasía de omnipotencia que se logra. Lo pienso, lo miro, lo dicto y ya está…tiempo del ya. Todo el mundo viendo” you- tube”, mandando mensajes de texto, escuchando y viendo recitales a miles de kilómetros…triunfo de la rapidez y de una comunicación formal que elude , por otra parte, nuestro déficit de comunicación subjetiva e intersubjetiva.

LAS ABSTINENCIAS

Mientras tanto el paciente me comenta con angustia una sensación que tuvo al ver un mural en la esquina de su barrio:”Esto es Boedo”. Ese grafiti realizado en un muro era casi un grito de Identidad y de guerra. Era convocante. Pompeya podría ser el  enemigo elegido. El grafiti se une al teléfono móvil infaltable en los convocados todas las noches en ese rito de consumo de imágenes y drogas. El que estaba ahí todas las tardes-noches participaba de un rito: estar juntos, consumir drogas, generar grupos de guerra contra otros barrios. Somos alrededor de  50 me decía  que todos los días  nos imaginamos entre teléfonos con internet y televisión un “mundo”. Tribus de nómadas en donde la imagen en red le genera simulacros de viajes, espectáculos, distracciones, formas de olvidar la precariedad del mundo. No les proporciona medios de instrucción, información o educación. Degluten imágenes. No hay palabras. Las drogas son el condimento necesario ya que generan la orgia de imágenes necesarias para esa “dopamina-adrenalina” tan necesaria para la catarata de impulsos  a los efectos de  conquistar o vencer a las otras tribus.   Era el grito de guerra hacia el otro barrio, cual feudo medioeval que lucha contra otro.

LOS NOMADES URBANOS

Tiempos de nómadas, tribus, sustancias, intemperie e Internet. Tiempos de tele-traslado por un lado con el mundo de la tecnología (realizar un “doble de mi mismo” virtual) y por otro con las sustancias en donde “el viaje  “imaginario convoca a decenas de personajes que puedo llegar a aparentar aunque sea por algunas horas. Por eso el paciente cuando renuncia a las drogas, paso fundamental para una recuperación, debe también hacer una ascesis de sus personajes imaginarios que eran un blasón de identidad.

Las tribus de nuestras esquinas hoy son agrupamientos urbanos  de nómades con afinidades, reglas de admisión, ritos de transmisión, formas de cortesía, principios de hospitalidad para sus miembros y de hostilidad hacia los de “afuera-enemigos”. La imagen de esa esquina, sus olores, sus grafitis, las drogas con su papel  provocador de orgias de imágenes y su tiranía de repetición compulsiva, el nomadismo de sus miembros ; todo eso es un “combo” para muchos ineludible.  El cerebro con su sistema de recompensa y sus estructuras frontales ya quedó domado desde la pubertad por las sustancias, sus “combos” y por estas formaciones sociales de tribus de nómades que surgen desde el corazón mismo del desamparo de miles de jóvenes. Y fundamentalmente con una “especie” en extinción como es la vida familiar.

Son la identidad de los “nadies” en la intemperie y que así se podrán transformar  en propiedad de algunos. Sin futuro porque en este mundo tribal solo sobreviven aquellas que logran unir a sus miembros en torno a un proyecto que las sobreviva. Con drogas, sin educación ni cultura de trabajo y con heridas y desmembramientos familiares rápidamente se precipitan, según lo que vemos, en el cementerio de los ignorados. En algunos casos que pude escuchar por testigos privilegiados  ni siquiera conquistan la dignidad de un cementerio sino la brutalidad del “volquete”.

DR. JUAN ALBERTO YARIA

DIRECTOR DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES –GRADIVA- EN ADICCIONES Y PATOLOGIAS DEL DESVALIMIENTO SOCIAL