«No clave la mirada fijamente en el abismo; no sea que el abismo la clave en usted».

F. Nietzsche

Juana me cuenta que dos tiros rozaron sus piernas. Noches de desconcierto en medio del consumo en una adolescencia frágil y confusa. A los 15 años comienza a consumir y sus primeras experiencias sexuales transcurren bajo el “paraguas no precisamente protector” de alucinógenos, alcohol y pastillas. Luego viene el desborde. Sus padres, profesionales ellos, la pierden.

 Solo llamadas policiales la devuelven a un cierto contacto. Vivir en barrios de alto consumo y venta de sustancias se transforma en un hábito. Ya no hay escuela ni amigos de la infancia. Personalidad vulnerable por ser adolescente  y sumado a esto un sistema nervioso inmaduro para resistir poderosas drogas convierten a Juana a la esclava perfecta de pequeñas organizaciones barriales de Rosario en donde el delito se da la mano con lo riesgoso.

Rápidamente sucumbe a personas, lugares y situaciones que tienen que ver con las drogas. Personas que como compañeros de consumo o vendedores rápidamente la “trasladan “al deseo de consumir. Lugares y situaciones  que como esquinas, paradas, canchas de futbol por ejemplo también la remiten a la voracidad de los estupefacientes.   Perdió el control de sus impulsos porque precisamente eso es la adicción. Su cerebro inmaduro no tiene resto para frenar lo auto-destructivo.

Drogas y sistema nervioso adolescente “no van de la mano”.

Largo aprendizaje emocional y recapitulación de su vida para no volver a repetir conductas autodestructivas. Meses de desintoxicación y de renuncia a hábitos dañinos para su salud.

Hoy empieza a volver a su ciudad. Me comenta que hay dos caminos para entrar uno por la Circunvalación bordeando los lugares de riesgo para su salud con lugares de venta y otro por la Costanera al lado del rio justo ahí donde están las cenizas de su abuelo. Son, para ella, los  dos caminos uno de vida y otro de muerte; ahora elige el del rio. Ahí reposan las cenizas de su abuelo  que fue para ella el “Ángel Protector” que la “salvó” de los balazos y que siempre fue lo más amado. La vida parece triunfar sobre la muerte bajo el espejo del Amor.

EL MIEDO A LA LIBERTAD

Juana está empezando a ejercitar su libertad. La vida, que es un ejercicio cotidiano de nuestra libertad, queda reducida para muchos en encontrar la dosis. Ella, nuestra paciente,  sabe que hay dos caminos . La libertad es el camino que va eligiendo.

La enfermedad para millones de seres humanos es un refugio masoquista porque precisamente lo temido es ejercitar la libertad.

 ¿Qué es la vida para muchos? Una maldición… precisamente porque hay un miedo a ejercitar lo que impone la propia condición humana. Nos entregamos , así, a una compulsión como forma de huir de nosotros mismos.

 Sobre esto, una versión comentada de «La Odisea» de un filósofo alemán L. Feuchtwanger nos ilustra enormemente y nos dice que muchos marineros transformados en cerdos por los encantos de Circe estaban contentos por su nueva condición y se resistieron desesperadamente a los intentos de Odiseo por romper el hechizo y devolverles la forma humana. Preferían seguir siendo cerdos a ser humanos.

 Cuando Odiseo logra atrapar a un cerdo y transformarlo por una hierba milagrosa en hombre, éste llamado Elpenor en absoluto agradecido por volver a su forma anterior, ataca su liberación y le dice a Odiseo: «¿Otra vez has vuelto a exponer nuestros cuerpos al peligro y a obligar a nuestros corazones a tomar nuevas decisiones? Yo estaba tan contento, podía revolcarme en el fango, estaba libre de dudas y razonamientos; ¿A qué viniste? ¿A arrojarme de nuevo a mi odiosa vida anterior?». Preferían la vida disciplinada y rutinaria del cerdo .

En nuestro caso la vida compulsiva y atada a las adicciones nos libraría de la angustia de ser libres; optar, elegir. La adicción es un disciplinamiento. Se elimina toda incertidumbre. La única certidumbre diaria es la dosis.

DROGAS Y ESCLAVITUD

Las drogas son una forma de disciplinamiento social. Muchas guerras se ganaron con drogas porque era la forma de minar al adversario. En la vida cotidiana es un refugio para huir de nuestra condición humana  precaria, inestable pero amorosa y hospitalaria. La libertad es una muestra de nuestro poder y también de nuestra debilidad e incertidumbre. Tenemos como nos enseñó E. Fromm, quizás, miedo a la libertad.

Dr. Juan Alberto Yaría

Director de GRADIVA-Rehabilitación en adicciones