“…en el consumo abusivo de drogas todos parecen están de fiesta y todos se están matando”
G.Maci –maestro de analistas
El consultorio en adicciones la droga se une, hoy, a nuevas dimensiones sociales. Es tiempo de “barras”. Los pacientes me lo dicen. En el relato se reencuentran con su “locura” para también des – alienarse en el encuentro terapéutico individual o grupal. La locura tiene un rito semanal que es el partido de futbol como excusa. El relato se contrapone a la vorágine en la cual vivieron. El relato es cadencia mientras que el vértigo es torbellino. Al hablar se rescatan del riesgo en donde pudieron morirse. Tres horas antes del partido principal, me dicen, «nos reuníamos en un club de barrio cercano”; “tomábamos los trapos (“aguante los trapos”), banderas de guerra que defendíamos frente al adversario –enemigo”; “había dinero, drogas, entradas y muchas armas”; “los que manejábamos el grupo (alrededor de diez o doce) recibíamos la “parte del león“; y nosotros luego repartíamos”. Viajes, cabarets, y fundamentalmente mucha vorágine, era también lo deseado. Ahí nos “perdíamos”, me siguen hablando, pero” no podíamos no hacerlo”. Ejemplo claro de lo que es una adicción. No era solo la droga lo que convocaba sino toda una “formación social” en donde lo masivo era en si mismo una tentación: el ruido, el golpe o la amenaza al adversario enemigo, los colores, las emociones sin freno…y toda la droga para ser consumida. El partido era lo menos valorado. Muchos estaban de espaldas al espectáculo. La mirada está basada en el vacío en la defensa de los “trapos”. “Aguante los trapos “era la consigna.
MUNDO DE COMPLICIDADES
Todos parecen estar presos de lo mismo que se posibilita. Hinchas, las propias barras, dirigentes, jugadores, periodistas, etc.; todos presos y condenados al mismo tiempo. Mundo de secretos que no se pueden publicar pero que circulan con la lubricación de la amenaza. El miedo es un elemento clave en la conformación de estas mafias. Porque inhibe conductas y promueve complicidades. El silencio es un pacto que no se puede romper.
El “Paco” es muy común ahí. La cocaína aún rebajada, ya es muy cara. De ahí la violencia y la falta de registro de realidad en la violencia. El “Paco” anula los controles cerebrales superiores o sea anula la conciencia del otro y el orden moral (cuidado del otro).
Es el tiempo del ”todo vale”. El tiempo de la horda. El tiempo de las tribus con una Ley acéfala; incluso contando con la protección de supuestos “influyentes”. Es el tiempo del goce en donde todo puede darse. Tiempo de la omnipotencia en donde ya la vida no pende de una Ley como la mosaica sino que depende del arbitrio de cualquiera. Es el tiempo vertiginoso de una Ley que reina en su acefalia y que responde al designio de un Amo de la Muerte.
EL DESCONTROL
No estar ahí un domingo o en la fecha del partido es una sensación – para estos pacientes- de vacio. Es este vacío una abstinencia porque la droga y el alcohol al circular los sostiene pero esto se debe realizar dentro del espectáculo de banderas, gritos de guerra, dinero, coimas, amenazas. El placer de consumir se une en su ausencia a la abstinencia. Placer y abstinencia se unen al descontrol. Al no funcionar los controles superiores del cerebro (región prefrontal) todo puede darse. Manda el “simio”. Placer, abstinencia y descontrol se unen en el consumidor. El consumo en estos grupos es voraz. Desafia las leyes del sistema nervioso. Se rompe todo límite porque precisamente todo está hecho para desafiar todo límite.
El descontrol, junto a un hedonismo cada vez más lejano y el horror a la abstinencia y al vacio de un cerebro ya “domado” por las sustancias parecen ser hoy ,en los estudios de los que trabajan en neurociencia , los motivos por los cuales nos drogamos . Todo unido a un espectáculo, como el de la cancha de futbol y sus entornos, que sobornan la mente, alienan nuestra imaginación y enloquecen nuestros impulsos. El espectáculo es tan importante como la droga. El cerebro graba estas imágenes que lo cautivan y lo arrastran a un cautiverio. Muchos pacientes sienten inquietud al no estar presentes en el clima del estadio y sus adyacencias al ver un partido de fútbol e incluso sensaciones de abstinencia.
Rehabilitarse de las adicciones es para estos pacientes apartarse de este mundo de complicidades y descontrol. No solo del consumo de drogas sino de todo el espectáculo que la sostiene.