Un joven de unos diecisiete años acusado de robar
Un automóvil está de pie ante el Juez, esperando que este
Dicte sentencia. En una silla cercana, su madre aguarda
Silenciosa. Unos minutos antes, el jefe de policía había
Dicho que lo habían detenido en numerosas ocasiones por
Hurtar a los vecinos, dañar sus casas y cometer varios actos
De vandalismo. El fiscal declaró que el joven delincuente
Había sido una molestia constante para la gente del barrio,
Por lo que pidió una condena ejemplar.
El Juez de mirada severa lo observa fijamente por encima del borde de sus anteojos, reprochando con implacables palabras al acusado, por su irresponsable comportamiento.
Se recuerda que el castigo va a ser riguroso debido
A su desordenada conducta. Las palabras salen como látigos
De su boca, buscando humillar hasta lo más profundo
Al chico que tiene ante él.
Pero el joven no demostraba ponerse mal con las
Palabras de Juez. Su actitud es soberbia y provocativa.
Con mucho odio y desafiantemente, mira fijamente
Los ojos de su interlocutor y le dice:
-Usted no me genera temor, sus palabras me dan
Risa.
El Juez preso de la risa, lo mira y con un lenguaje
Burlón le dice:
-El único lenguaje que tú conoces es el encierro
En la cárcel. A partir de horas estarás en ella durante unos
Años y me encargaré personalmente que la pases lo peor
Posible.
El chico contesta:
-Mándeme donde quiera y haga conmigo lo que se
Le antoje. No me importa en lo más mínimo lo que usted
Decida y sabe que lo odio con todo mi corazón.
El ambiente en la sala se pone tenso. Los asistentes
Se miran unos a otros preocupados. Una mujer exclama:
– ¡Este chico no tiene remedio! Señor Juez, condénelo
De por vida, esta persona no merece vivir en sociedad.
Otros lanzan insultos hacia el joven, generando una situación
Muy violenta.
En ese momento el Juez advierte que entre los
Presentes se encuentra el director de una clínica educativa
Para jóvenes con problemas… Le pregunta con tono de
Resignación:
-¿Qué opina de este muchacho?
El señor se acerca imponiendo seguridad y respeto.
Su mirada amable hace pensar que sabe mucho de
Chicos como este.
-Señor Juez, el corazón de este joven no es tan
Duro como parece, tras esos gestos de odio, de rencor, se
Ocultan todas miserias humanas, que cada uno de nosotros
Llevamos en lo más hondo de nuestro ser. Es ahí donde hay
Mucho temor debido a las profundas heridas que sufrimos
Durante nuestra vida.
El director de la clínica, siguió relatando su experiencia.
Este joven, no ha tenido la oportunidad de crecer
Dignamente, no ha estudiado, no ha conocido el amor de un
Padre, su madre no se ocupó de él. Con sus pocos años siente
Que la vida y las personas de su entorno lo han defraudado.
No tuvo alguien que escuche sus necesidades. Para él la
Vida no tiene sentido, vivir o morir, le da lo mismo.
-¿Cree usted que vale la pena darle una nueva oportunidad? A lo que le respondió, por supuesto.
-¡Claro que sí! Él necesita demostrar todo lo que vale.
El silencio en la sala se interrumpe al oírse un llanto,
Todos miran creyendo que era su madre, pero se equivocaron,
El que lloraba ahora era el joven. Las palabras
De amor y comprensión del Señor llegaron a su corazón
Dolido y quebrantado. Está de pie con su cabeza gacha
Y sus ojos llenos de lágrimas demuestran sin decirlo, su
Arrepentimiento.
Pasó muy rápidamente del odio y del resentimiento
A sentir una profunda paz en su interior.
El Juez pide un cuarto intermedio y rápidamente
Pide reunirse con el fiscal y el jefe de policía.
Tras deliberar por un momento, el magistrado vuelve
A la sala y se dirige al director.
-Si usted considera que puede hacer algo productivo
Por este chico, dejaré en suspenso la sentencia y lo
Pondré en sus manos.
-Acepto, Señor Juez, dijo con voz segura.
A partir de este momento el joven encontró en este
Señor un padre que jamás conoció, la madre que jamás se
Ocupó de él y el amigo fiel que jamás tuvo.
Con mucha paciencia fue educado, protegido y
Cuidado.
Este gesto le sirvió para encontrar un propósito en
Su vida, descubrió que existía la aceptación, la humildad,
La transparencia, la perseverancia, el servicio y por sobre
Todo el amor. Cualidades que hasta entonces, para él no
Existían.
No todos llegaron a Gradiva, aquí tenemos una
Nueva oportunidad. Siempre que nos encontramos mal, vamos
A poder regresar porque esto es como nuestro hogar.
Entonces por más difícil que sean nuestras vidas,
No busquemos una forma de escapar, aquí aprendemos a
Pensar.
Roberto Q.
