La noticia es fría: “Joven falleció a la madrugada del sábado  tras incrustar su auto con un poste de luz. Encontraron botellas de alcohol dentro del vehículo” (Ciudadela). La Fundación Trauma (2014) muestra que la causa primera de muerte en los adolescentes son accidentes por conductas de riesgo con una gran incidencia de abuso de alcohol y estupefacientes en autos, motos, golpizas, patotas, etc.

El tiempo de fiestas (diciembre para los que trabajamos en drogas y alcohol) es un mes de alta incidencia de accidentes ligados al abuso de sustancias. Jiras que no terminan, fiestas en donde el exceso suplanta al encuentro. Lo caótico suplanta a la grupalidad amorosa que es el fin último de los diciembres.

Para los antiguos los feriados y fiestas eran el encuentro con el ocio (contemplación) y era el triunfo sobre el negocio (no ocio) .Ahí el encuentro era el elemento fundamental de las fiestas solo mediadas por las llamadas bebidas espirituosas .Así se llamaba al alcohol; solo un leve estímulo al espíritu del encuentro que era lo básico.

Hoy el marketing suplantó este encuentro por el “sabor del encuentro” en donde las marcas de cerveza estimulan un encuentro difícil de encontrar salvo por las vías de la alcoholización. Llegamos así a lo contrario de lo buscado o sea al des-encuentro.

Prevenir esto es prevenir el exceso .Siempre el exceso es lo que posibilita lo perverso .Precisamente perverso (raíz de la palabra)  es verter con exceso un líquido de un recipiente a otro. Toda conducta de exceso nos puede llevar a la desmesura de la violencia o la autodestrucción. Ahí se suspende la actividad cortical superior y solo obedecemos a los automatismos más primitivos. No solo no podemos manejar un coche o moto tampoco   podemos manejar nuestra conducta que es lo más importante.

Prevengamos estas conductas en nuestra casa, trabajo, movimiento barrial, iglesia, etc.

Juan Alberto Yaria

Director General GRADIVA-Rehabilitación en Adicciones.