Prevenir es ver con anticipación. En lo médico esto queda claro. Cualquier mujer sabe cómo prevenir canceres de mama o enfermedades ginecológicas. En los niños las vacunas. En los hombres controles médicos y en general para todos cuidarnos en los hábitos de vida: deportes, no sedentarismo, comida sana, descansar, etc. Con el alcohol y las drogas no parece pasar lo mismo.
Lucio es un empresario exitoso. Toda una familia de empresario pymes desde hace años y él se incorpora a la empresa familiar. Desde joven consume cocaína…primero esporádicamente y luego asiduamente. Una enfermedad médica lo lleva a la utilización de anestésicos con base en opio. Así queda sujeto a los opiáceos que es una de las adicciones más pertinaces y duras.
Poco a poco abandona sus tareas. La apatía y la abulia lo dominan. Duerme días enteros. Sus hijos y su compañera de vida van desapareciendo de su horizonte vital. El trabajo queda casi abandonado. Tiene depresiones en donde siente el desgano de vivir y se siente viejo teniendo solo 35 años. Afortunadamente pide ayuda a través de sus padres.
Los momentos de abstinencia de los opiáceos lo llevan a dolores, irritabilidad y necesidad de aislarse. Lo combate con cocaína y así entra en un círculo infernal que lo va dominando como un verdadero tentáculo envolviéndolo y, por ende, aprisionándolo. Se transformó en un dependiente a sustancias. Se va apagando su vida.
La intervención familiar junto a su voluntad de recuperarse hace el resto. La comunidad terapéutica profesional con su sistemática de grupos y de respuestas médicas lo ayuda en esta tarea de rescate de su persona. La lección que me deja a mí la historia de Lucio es el NO al primer consumo en la adolescencia. Tarea social y familiar fundamental. El cerebro en la adolescencia es muy vulnerable y los controles de los impulsos son débiles. Otra vez repetimos prevenir… es ver con anticipación. En la juventud eso es fundamental.
Juan Alberto Yaria
Director General GRADIVA-Rehabilitación en Adicciones.