Lucia va en consulta con su hijo de dos años a su obra social sindical por conductas de   alta violencia, excitabilidad e impulsividad. La inquietud motora era inexplicable para los neurólogos que lo habían estudiado. Intervengo a pedido de los pediatras y observo que el chico todavía “mamaba” y esa era su principal alimentación. Ella era consumidora de paco y no podía dejar de hacerlo…o sea ya era una consumidora dependiente. La situación se complicaba porque además estaba embarazada y su otro hijo crecía consumiendo también droga. Su compañero de vida era también consumidor. Cuatro personas en riesgo y dos de ellos en situación de total indefensión; uno en gestación y el otro con un desarrollo ya alterado.

Las drogas y el alcohol  en el embarazo aumentan el riesgo de malformaciones  congénitas, hay restricción alimentaria en el bebe por daños en el paso placentario, se puede generar un síndrome alcohólico fetal con malformaciones en el cráneo, retrasos en el crecimiento, parto prematuro, anomalías faciales, etc.

Pudimos resolver todo esto con la ayuda de un Juez de Familia que indicó un tratamiento para la madre en nuestra comunidad terapéutica y fundamentalmente porque los padres reconocieron que necesitaban ayuda. El chico de dos años estuvo bajo cuidados de los abuelos, el padre inició un tratamiento de recuperación y él bebe nació sano, sin abstinencia mientras la madre era protegida en una terapia, enfrentando sus problemas y sin consumir drogas.

Descontrol de impulsos  y conductas obsesivas para conseguir las sustancias sin tener en cuenta las consecuencias negativas son comunes en las personas muy comprometidas en el consumo. En el caso de Lucía cuatro personas salvaron sus vidas con la ayuda de la Obra Social y de un Juez que actuó como correspondía cumpliendo con la primer Ley que es proteger la vida. Hoy Lucia y sus dos hijos crecen sanos. Drogas y embarazo no se dan la mano.

Juan Alberto Yaria

Director General GRADIVA –Rehabilitación en adicciones.