Jorge cursa una infancia con algunos problemas de conducta en la escuela primaria; le costaba aceptar la disciplina del aula e  inatención, pero pudo pasar de grados sin repetir. La experiencia del deporte le encantaba así como el contacto con compañeros en el club del barrio en el conurbano. Todo cambia cuando a los 12 años empieza a ir al secundario. Sus padres no perciben que tenía angustias y conflictos que lo llevaban a aislarse en su habitación horas y horas en la computadora. Cursaba una crisis adolescente que lo consumía en depresiones e incertidumbre. La autonomía de los padres y el establecimiento de la identidad es una tarea crítica en todos pero en él tenía características particulares ya que sus padres no lo percibían. El consumo de drogas en esta edad es un  peaje casi seguro a la dependencia a las mismas ya que el cerebro inmaduro es su aliado.

En muchos casos, y esto le pasó a Jorge, comienza a tomar alcohol .Me decía en la intimidad del consultorio que era una forma de “darse ánimo” para el contacto con chicas. Empieza a bajar su rendimiento en el secundario y abandona en segundo año. El conflicto no resuelto empieza a ganar terreno. Todo se complica cuando comienza a consumir marihuana y drogas estimulantes. Los compañeros cambian. Ya no hay club de barrio ni deporte.

Una citación policial llama a los padres a la realidad. Había intentado con un grupo de compañeros de consumo robar un celular en la calle para hacerse de dinero para el consumo. Así lo conozco porque los padres acuden a la consulta luego de esta intervención preventiva de la Justicia. Ahora estamos viendo sus problemas que arrastra desde la infancia, una adolescencia que no termina de madurar y el establecimiento de una identidad .La  identidad es la  tarea central en la adolescencia: vocacional, sexual y generacional: dejar de ser hijo  de… para empezar a ser padre de otros. Las drogas no ayudan a establecer ese proceso de autonomía y libertad. Eso Jorge lo está aprendiendo en la comunidad terapéutica y también, además,  estamos ayudando a los padres en la tarea de este “segundo nacimiento” que es la adolescencia.

Atender precozmente estos fenómenos es fundamental. La crisis de los 12 o 13 años hoy se maneja lamentablemente con drogas y alcohol. Planificar, hoy,  una prevención social que llegue a padres, jóvenes y maestros resulta  fundamental.

Juan Alberto Yaria

Director General GRADIVA. Rehabilitación en Adicciones.