“cuando se me cierren las salidas
y la noche no me deje en paz…resistiré…resistiré” (Canción inmortalizada por E. Raval).

La canción “Resistiré” delata el drama de miles y muestra el enigma de aquellos que viviendo en miedos insanos pueden tener o lograr una vida sana. Esto es lo que hoy se estudia como capacidad de resiliencia. Son personas o chicos que frente a situaciones de abandono y stress muy serios logran salir airosos y superar multitud de adversidades. Es la historia que voy a narrar de León, un joven que conocí a los 18 años y hoy es un próspero pequeño empresario.

Si algo caracteriza el siglo XXI en la Argentina es la ruptura de los lazos más próximos que forman el tejido de crecimiento de los chicos. Se pueden citar distintas situaciones que hoy golpea a los chicos que van creciendo. Familias en crisis por doquier con abandonos pronunciados en momentos de desarrollo de la identidad son, hoy, evidentes. El barrio aparece, en muchas circunstancias, invadido en muchas circunstancias por “dealers” y “transas”. A esto se le puede agregar chicos conviviendo en la escuela con compañeros hijos de delincuentes de “cuello blanco” y con fortunas grandes mientras que ellos respondiendo sus padres a la máxima histórica de la cultura del trabajo viven en situaciones de inferioridad económica. Organizaciones deportivas que tienen dificultades para nuclear jóvenes que no estén en contacto con las drogas y resultan claros los mensajes de las asociaciones de futbol en este caso. En muchas escuelas de las barriadas del conurbano, los cordones de CABA y de Rosario el consumo de drogas y alcohol en las escuelas son comunes ante la mirada atónita de los profesores y maestros. En muchos casos cuando estos lo anuncian a los padres reciben una agresión.

LA HISTORIA DE LEON

Pero siempre esa capacidad de resiliencia, que insisto, es la capacidad para superar adversidades que el poeta en la canción retrata maravillosamente:”…Cuando sienta el miedo del silencio, cuando se revelen los recuerdos y me pongan contra la pared. Resistiré”; ahí esa resistencia que es un desafío siempre necesita de un apoyo social. En nuestro caso las comunidades terapéuticas se convierten precisamente en puntos de apoyo en miles de jóvenes que acuden luego de una carrera de drogas rodeados de medios insanos y deficitarios.

León hace honor a esa hermosa canción y que en su momento Estela Raval la enarboló en su lucha final contra el cáncer .León me recuerda al “resistiré erguido frente a todo, me envolveré de hierro para endurecer la piel y aunque los vientos de la vida soplen fuerte soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie”. Ya Pascal-siglo XVI- el gran filósofo y matemático decía que “somos un débil junco que piensa”.

Vivió, León, abandonos múltiples. Su madre ejerció la prostitución en su propia casa y una cortina separaba su cama de los encuentros furtivos de ésta con sus clientes. Un hermano estaba en la cárcel, otro en la calle en su pubertad consumiendo y fuera de todo control. Su padre preso y consumidor de drogas. Poca escuela. Llega a nosotros unido a un carnet de obra social que le permite hacer un tratamiento en un medio terapéutico y sin drogas. Comisarias, institutos psiquiátricos y de la minoridad habían sido sus “aguantaderos” para contener tanta prisión interior y también tanta falta de horizontes. Así lo conocimos a los 18 años.

Que poseía León para a partir de los apoyos de un centro terapéutico como Gradiva poder salir adelante. Hay una característica fundamental que poseen ciertos sujetos para no sucumbir a los stress post-traumáticos que han vivido. Muchos sucumben .El no. Lo mismo se puede aplicar a los que han vivido tragedias o guerras. Algunos salen de estos laberintos vitales y otros sucumben embebidos en el alcohol, las drogas, el suicidio o directamente se dejan morir.

Los que sucumben viven permanentes activando la memoria con los recuerdos de los momentos traumáticos que son pensamientos intrusivos que actúan como un “flash-back” o retorno compulsivo del desastre. Son las llamadas personas poco resilientes. Son los que solo ven de la realidad la parte vacía del vaso y que tienen preconceptos cognitivos en donde lo depresivo guía sus actos.

PERDONAR Y PERDONARSE

León se unió fuertemente al equipo de la comunidad que funcionó como una Ley Paterna faltante en su vida. Fuimos, en cierta medida padres sustitutos durante un tiempo. No reprochó sino que perdonó y se perdonó, características éstas fundamentales para su recuperación. Aprendió en lugar de victimizarse. Trajo a su hermano menor que vivía en la calle y que hizo un tratamiento también exitoso. Trató de rescatar a su hermano preso y no escuchó a su padre cuando al salir de la cárcel lo conminó a dejar el tratamiento. Fue, quizás, ese acto de rebeldía lo que le permitió salir de este núcleo perverso ( en la canción se dice…” cuando el diablo te pase las facturas…cuando me amenaze la locura…resistiré”). La madre mientras tanto entro en el circuito laboral y comenzó un tratamiento.

Hoy León es un próspero comerciante de telas y vestido. Su creatividad es enorme. También a él lo ayudo la creencia religiosa o sea un lugar en donde se puede rescatar permanentemente la esperanza…tan necesaria hoy. Las visitas que nos realiza permanentemente son muy valiosas y también a nosotros nos pacifica y reconcilia con nuestra vocación. Como cantaba la gran Estela Raval “…aunque los sueños se me rompan en pedazos…cuando mi enemigo sea yo…cuando el mundo pierda toda magia…resistiré…resistiré”.

Juan Alberto Yaria
Director General GRADIVA. Rehabilitación en Adicciones.